Los escritores Pablo de Santis, Qiu Xiaolong, Maurizio de Giovanni y Pascal Dessaint dialogan con Ernesto Mallo sobre las relaciones e influencias entre el delito y la literatura policial antes del inicio del festival Buenos Aires Negra
Ficción y realidad. Javier Basile./revista Ñ |
En las visperas del ya pasado Festival del Buenos Aires
Negra y aquí, cuatro destacados participantes hablan con el escritor
Ernesto Mallo, director de este festival, sobre las relaciones entre la
literatura, el crimen y la vida cotidiana. El argentino Pablo de Santis;
Qiu Xiaolong, uno de los más célebres autores de China; Maurizio de
Giovanni la revelación del “giallo” italiano y Pascal Dessaint, el autor
francés más temido por las industrias contaminantes
Ernesto Mallo: ¿Qué les sugiere hoy la frase “la realidad supera la ficción”?
Pablo De Santis: Una fórmula para señalar que a veces ocurren cosas insólitas.
Qiu
Xiaolong: Para mí, la frase es particularmente aplicable a la China de
hoy. Titulé un artículo que escribí para el New York Times “La vida en
China es más extraña que mi ficción”. El caso criminal en cuestión está
relacionado con Bo Xiliai, el jefe del Partido de Chongqing, cuyos
detalles se revelan en la última novela del Inspector Chen en la que
estoy trabajando. Pero el libro no trata solamente de un funcionario
gubernamental corrupto, también trata de los crímenes, absurdos hasta lo
inimaginable, que pueden tener lugar bajo un régimen autoritario
unipartidista.
Maurizio de Giovanni: Estoy convencido de que la
realidad es demasiado absurda y extraña para ser contada. La narrativa
necesita ser lógica, el lector tiene que poder comprender el desarrollo
de la historia, entrar en la psicología de los personajes, seguir su
pensamiento. ¿Cómo puede contarse sobre esos tres chicos encerrados en
una villa de Cleveland durante diez años, sin pedir ayuda sin intentar
la fuga? Es mejor inventar un cuento verosímil, más real que la realidad
misma.
Pascal Dessaint: En muchos momentos de mi trabajo como
escritor, puedo percibir que la realidad es más extraña y compleja que
las historias que puedo imaginar. En 2001, escribí una ficción cuyo
telón de fondo era una fábrica en Toulouse. Esto debería ser una
historia simple, social. Unas semanas más tarde, la planta explotó. Yo
no me hubiera atrevido a imaginar ese escenario. Fue muy inquietante.
EM: ¿De qué manera los sucesos criminales influyen en su literatura y en la literatura policial en general?
PDS:
De ninguna manera. Creo que la literatura policial no tiene ninguna
relación con el crimen real: es un artificio para representar el modo
como nos relacionamos con la búsqueda de la verdad.
QX: Sigo los
hechos criminales de China a través de Internet como investigación
básica para mis libros. Suelo bromear con mis amigos diciendo que, con
tantos sucesos criminales y de corrupción como hay en la sociedad china
contemporánea, jamás voy a sufrir el bloqueo del escritor. No necesito
inventar nada para mis trabajos de ficción. Hubo un caso en particular
que conocí de primera mano cuando trabajaba en la Academia de Ciencias
Sociales de Shanghai, ya que uno de los criminales involucrados, que fue
sentenciado a muerte, trabajaba en el mismo edificio. Años más tarde
fue materia para mi novela Muerte de una heroína roja .
MDG: Es
indiscutible que los delitos se encuentran en la mente de los autores de
novela negra, que forma parte de sus miedos y, por lo tanto, de sus
historias. Pero, insisto, sólo tiene valor como inspiración. La
narrativa se mueve según otra trayectoria, por fortuna, juega un partido
diferente.
PD: Todo hecho criminal expresa el malestar, el
desorden y la ansiedad de una era. También, aunque no siempre, me
inspiran hechos precisos, ya que soy sensible a los acontecimientos de
mi ciudad, de Francia y del mundo. Creo que, en todos los sentidos, a
menudo inconscientemente, los eventos que vi influyen de alguna manera
en mi escritura, en mi imaginación. Creo que es así para todos los
escritores de novelas de suspenso. Por eso podemos comprender ciertos
períodos de nuestra historia a través de las novelas que inspiraron.
EM: ¿El crimen de ficción, su estética o lenguaje, influyen en el crimen real?
PDS: No.
QX:
Eso es bastante posible, aunque pienso que no debe ser muy frecuente.
Aun así resulta intrigante que la mente criminal pueda ser influenciada o
torcida por la estética del lenguaje de la ficción literaria (no sólo
por la ficción criminal). En El vestido mandarín rojo , mi quinta novela
de la serie del Inspector Chen exploro la interrelación entre ambas.
MDG:
El fenómeno de la imitación es un peligro que está siempre a la vuelta
de la esquina. La novela, la ficción cinematográfica o televisiva pueden
tener este efecto sobre ciertas mentes. Pero son las crónicas, las
historias terribles que cuentan los periódicos, la Internet o la TV
quienes ejercen estas influencias con mayor poder.
PD: ¡Espero que
no! Tendríamos un poder extremadamente perjudicial. El día que alguien
me diga que mis historias lo inspiraron para cometer un crimen, dejo de
escribir.
EM: ¿Cómo se relaciona la narración policial de ficción con la narración policial periodística?
PDS:
Tuve la suerte de ser amigo de Enrique Sdrech, gran cronista de
policiales, y en cuyo imaginario pesaban las novelas que había leído en
su juventud, sobre todo las de Gastón Leroux. Es sobre todo el mecanismo
del folletín lo que guía a veces a los cronistas de policiales, porque
hay también para ellos un continuará.
QX: En la sociedad de hoy no
creo que haya una línea divisoria clara entre la no-ficción y la
ficción. La gente lee con el mismo interés el periodismo y la ficción de
criminales.
MDG: Creo que la narración criminal, sea verdadera o
inventada, puede moverse a lo largo de la misma vía. La investigación
del desvío de un sentimiento, de una pasión que produce celos, obsesión,
odio y, finalmente, el arma en la mano criminal no cambia en la ficción
o en las noticias.
PD: Ciertamente, el relato periodístico,
cuando se trata de una investigación le pide prestado a la novela
policial. Reunir el material, tratar de comprender, analizar, combinar,
inferir. El periodista de investigación tanto como el autor de novelas
policiales son investigadores.
EM: ¿A qué atribuye el interés del público lector por la literatura policial?
PDS:
La novela policial representa para el lector la nostalgia por una
forma; una máquina de organizar las expectativas del lector. Toda la
literatura vive del secreto, pero en la novela policial este secreto
ocupa un lugar esencial y está desplazado hacia el final y es el corazón
invisible de la historia.
QX: Se podrían enumerar una cantidad de
razones. Entre ellas, el hecho de que en la actualidad se estén
cometiendo tantos crímenes en todas partes del mundo. Algunos tan
increíbles, otros tan misteriosos y otros tan horribles. La gente,
naturalmente, se interesa en tratar de conocer toda clase de
interpretaciones al respecto. De allí proviene la popularidad de las
novelas policiales.
MDG: Al leer un libro, los lectores quieren
hacer un viaje. Quieren ser secuestrados y llevados a otra realidad que
le haga olvidar la propia durante unas horas. Es evidente que un tipo de
novela más realista, como la negra, facilita este proceso, proponiendo
situaciones vertiginosas y atractivas, con un ritmo rápido y con
historias simples y fuertes. Creo que ese es sustancialmente el secreto
de su éxito.
PD: Esto se debe sin duda a que los lectores aman que
les cuentes historias emocionantes, pero también, que los interroguen
sobre el mundo que los rodea. Son siempre inquietados por la realidad y
buscan respuestas o alivio para sus ansiedades.
EM: ¿Cuáles creen que son los tres elementos que nunca deben faltar en una narración policial?
PDS: La tensión narrativa, la exposición objetiva, la construcción deliberada.
QX:
El suspenso, el análisis y una investigación convincente, no sólo del
crimen en sí mismo sino también del entorno social, político y cultural
en los cuales ocurre el crimen.
MDG: Yo no creo que haya una
receta. Para mí es contar con un ritmo lo más apretado posible, contar
con uno o más personajes con los cuales los lectores pueden
identificarse y, sobre todo, narrar una buena historia, contada de la
manera más convincente y simple que sea posible.
PD: La poesía, el amor y el humor. Lo mejor entre lo peor.
EM: ¿Cuál es la función social de la literatura policial, si es que la tiene?
PDS: Ninguna.
QX:
La función social de la ficción criminal, si es que la tiene, podría
ser estimular la alerta de la gente respecto de las actividades
criminales. Por otra parte puede suministrar una falsa sensación de
seguridad, si nos hace creer que teniendo a Sherlock Holmes en Baker
Street, la justicia será aplicada en el mundo.
MDG: La literatura
no debe preocuparse por el problema de su propia utilidad social.
Contamos historias, sólo historias, y si alguien quiere ver un mensaje
que asuma la responsabilidad. Tenemos que dejar que el flujo de la
historia haga el camino que quiera hacer, y reportar el flujo. Sólo eso.
PD: En Francia, gracias a Jean-Patrick Manchette, el thriller ha
retomado su función de novela social y crítica de la vida cotidiana.
Estoy absolutamente convencido de que tiene que ser así. En esto, la
novela negra es literatura responsable. Como dijo el gran abogado y
periodista Albert Londres: hay que meter el dedo en la llaga.
EM: ¿Qué les sugiere el concepto “escritor comprometido”?
PDS:
Algo que sobrevive en la idea de que la lectura política de un texto es
la más profunda: yo creo que es la más superficial, y tiene fecha de
vencimiento.
QX: Yo no sé qué significa exactamente ese concepto.
Un escritor debe ser comprometido como escritor, pero si se aplica a
ciertos géneros puede serlo o no. En lo personal no le veo nada de malo
en escribir transgrediendo los géneros. Un escritor de ficción criminal
no está necesariamente confinado a ese género.
MDG: Un escritor
está comprometido desde el momento en que se publica su novela y se la
ofrece al público. Son los ojos de los lectores lo que ven en el
compromiso con la historia, esto da el mensaje, no el escritor.
PD:
Una de las primeras cualidades de un escritor debe ser una crítica
lúcida y sin concesiones a su tiempo. Este es un paso necesario. El
compromiso se inicia allí. Testigo de su época, a menudo involucrado
físicamente, el escritor no puede, lamentablemente, unirse a todas las
causas porque es humanamente imposible.
EM: ¿En qué medida la literatura de ficción puede ser útil para denunciar hechos criminales?
PDS: En ninguna.
QX:
Tanto para la ficción literaria como para la ficción criminal, la buena
escritura es esencial. Para denunciar actos criminales un escritor
puede aprender mucho de la excelente ficción literaria y sus técnicas.
En realidad no le veo objeto a separar la literatura de la denuncia.
MDG:
La literatura tiene una función muy importante: tratar de interpretar
el pensamiento penal. Lo que viene a la mente del criminal, lo que
siente, lo que hace. Esto puede llegar a donde ningún otro proceso puede
alcanzar para entender las razones del crimen.
PD: En la medida
en que el escritor de novela negra es testigo de su tiempo, lo es
también de los crímenes que se cometen y ello lo convierte en un
denunciante de primer orden, aunque no lo sea de un hecho específico, sí
de una situación social y de un sistema político que lo genera y muchas
veces lo apaña.