La escritora italiana Carolina Cutolo huye de los sentimentalismos en su segunda novela
La escritora italiana Carolina Cutolo./elpais.com |
Un tercio de cinismo, otro de verdad, cero romanticismo y el resto de vodka, el licor que acompaña a un bloody Mary. Parece ser la combinación para el cóctel perfecto de Marzia Capotorti, la protagonista de Romanticidio (Blackiebooks) la segunda novela de la italiana Carolina Cutolo
(Roma, 1974) en la que pretende matar todas las proyecciones románticas
que, cree, arruinan el amor y ahonda en el sentimiento real.
El sueño de Marzia de morir de una muerte ridícula, una idea que le
ronda desde adolescente, cuando asistió al funeral de su padre, parece
cumplirse cuando, a los 25 años, tiene un accidente. Acaba en un coma en
el que solo puede escuchar a todos los que la visitan. Así, a lo largo
de la novela, Marzia asiste a un desfile de familiares, amigos y amantes
a los que no puede replicar comentarios, quejas o reproches sobre su
vida, dedicada a sexo sin amor, a estar detrás de la barra del bar Verve
y a los cócteles.
La escritora reconoce como, a fuerza de realidad, su visión del amor
se ha ido desprendiendo de los cuentos de princesas y las películas
románticas hasta convertirse en un sentimiento más cínico: “He visto
como los románticos matan el amor real. El riesgo de enamorarse así es
volverse ciego y no ver a la persona ni a las situaciones que tienes
enfrente. Mi forma de jugar y de querer a los chicos ha cambiado y me he
centrado en el momento, no en mi imaginación. Si buscas el
romanticismo, buscas algo que está en tu mente. Si tienes los ojos
abiertos y no cegados con corazones de San Valentín, mucho mejor”.
En esta novela la escritora arranca desde el lado opuesto a su primera obra, Pornoromántica (Arcopress, 2008), fruto de sus artículos en un blog homónimo. Allí, hacía “una declaración de amor al amor y al sexo”. En Romanticidio,
la autora va más allá de su propia experiencia creando a una
protagonista que huye del amor, alérgica al melodrama y que no está
dispuesta a callarse sus opiniones, aunque duela. “Los demás personajes
quieren hacerla despertar no solo de su coma, sino también de su falta
de lucidez sobre los sentimientos”, explica Cutolo.
Licenciada en Sociología y autora de una tesis sobre la censura al
género satírico durante la época fascista en Italia, la escritora ha
sido cantante y ahora es barman profesional y experta en
coctelería, como Marzia. “Con este libro y mi experiencia me he dado
cuenta que detrás de la barra aprendes a morderte la lengua y ser
políticamente correcta”, cuenta. Como camarera también ha aprendido las
medidas que cada persona necesita en un cóctel. Al fin y al cabo, Marzia
piensa que somos lo que bebemos.
Así en Romanticidio Pamela, la jefa prepotente de Verve, bebe Long island ice tea, el cóctel del hortera; Lorenzo, el amor platónico de Marzia, prefiere el Gibson y la madre abnegada de la protagonista sería —si bebiera— más de Alexander,
el cóctel de los puros de corazón. Cutolo, que prepara un relato en una
antología sobre copas, se encuentra inmersa en el estudio del Martini,
el llamado rey de los cócteles: “Mi preferido es el bloody Mary,
como el de Marzia. Tiene esa capacidad de ser muy distinto a los demás,
por el zumo de tomate. Al ser un cóctel único, quién lo bebe también se
siente especial”, puntualiza Cutolo. Especial y único, algo tan difícil
de experimentar como el amor real.