domingo, 16 de marzo de 2014

El cuento del domingo


J.D. Salinger
Ya lo aprenderan
Cuando mi hijo Harry fue enrolado en el ejército, el país perdió a una de sus mayores promesas en pinball. Soy su padre y sé que Harry no nació ayer, pero cada vez que veo al muchacho podría jurar que todo sucedió al principio de la semana pasada. Y por lo mismo, sin pensarlo mucho, diría que el ejército estaba incluyendo en sus filas a otro Bobby Pettit.
Allá en 1917, Bobby Pettit tení­a la misma apariencia que le sienta tan bien a Harry. Pettit era un muchacho flaco de Crosby, Vermont, lugar también localizado en Estados Unidos. Algunos de los muchachos de la compañía se imaginaban que Pettit había pasado sus primeros años dejando caer lentamente, sobre su frente, esa gota de resina de maple de Vermont.
También el sargento Grogan estaba en esa compañí­a de 1917. Los muchachos del campamento se imaginaban todo tipo de cosas sobre el origen del sargento, y se corrí­an varios rumores; rumores divertidos, sobrepasados, censurables, que no me molestaré en repetir.
En fin, era el primer día de Pettit en las filas y el sargento estaba adiestrando al pelotón en el manejo de las armas. Pettit tení­a un modo muy peculiar de manejar el rifle. Cuando el sargento gritaba “¡Armas al hombro derecho!”, Bobby Pettit se ponía el fusil en el hombro izquierdo. Cuando el sargento pedí­a “¡Portar armas!”, Pettit se conformaba con presentar armas. Era un modo seguro de llamar la atención del sargento, y éste vino sonriendo hasta Pettit.
-Muy bien, menso -saludó el sargento-, ¿qué te pasa?
Pettit se rió.
-A veces me confundo un poco -explicó brevemente.
-¿Cómo te llamas, muchacho? -preguntó el sargento.
-Bobby. Bobby Pettit.
-Bueno, Bobby Pettit -dijo el sargento-, te voy a decir Bobby. Siempre los llamo por su nombre. Y todos me dicen mamá. Como si estuvieras en tu casa.
-¡Ah! -dijo Pettit.
Luego explotó. Los explosivos tienen dos terminaciones: la parte que está encendida y la que está unida al T.N.T.
-¡Escucha, Pettit! -estalló el sargento-. No tengo a un grupo de quinto año. Estás en el ejército. Se supone que debes saber que no tienes dos hombros izquierdos y que portar armas no es lo mismo que presentar armas.
¿Qué te pasa? ¿Qué no tienes cabeza?
-Ya lo aprenderé -dijo Pettit.
Al dí­a siguiente tuvimos una práctica de armar tiendas y empacar mochilas Cuando el sargento se acercó a inspeccionar, se dio cuenta de que Pettit apenas se habí­a molestado en clavar las diez estacas de la tienda a escasos centí­metros de la superficie del suelo. Observando ese pequeño defecto, el sargento desplomó de un tirón la pequeña casa de campaña de Pettit.
-Pettit -susurró el sargento-. Sin lugar a dudas… eres el tipo… más tonto… más estúpido… más torpe que he visto en toda mi vida. ¿Estás loco? ¿Qué te pasa? ¿No tienes cabeza?
Pettit predijo: “Ya lo aprenderé”.
Luego cada uno de nosotros empacó su mochila. Pettit hizo la suya como un veterano – igual que cualquier boyscout. Luego vino el sargento a inspeccionar. Tenía la graciosa costumbre de pasar por atrás de los hombres y, con el antebrazo como cachiporra, golpear la parte superior de la mochila en la espalda de cada uno.
Llegó hasta la mochila de Pettit. Me ahorraré los detalles. Sólo diré que todo se desbarató, con excepción de los cinco últimos segmentos de la columna vertebral de Bobby Pettit. Fue un escándalo. El sargento se dio la vuelta para enfrentarse a Pettit. O lo que quedaba de él.
-He conocido a muchos idiotas en mi vida, Pettit -refirió el sargento-. A muchos. Pero tú te cueces aparte, ¡porque tú eres el más idiota de todos!
Pettit se quedó parado.
-Ya lo aprenderé- logró predecir.
El primer día de la práctica de tiro, seis hombres dispararon al mismo tiempo a seis blancos, limitándose a la posición de pecho tierra. El sargento pasaba de un lado a otro examinando las posiciones de tiro.
-Oye, Pettit, ¿con cuál ojo estás apuntando?
-No sé -dijo Pettit-. Creo que con el izquierdo.
-¡Apunta con el derecho! -bramó el sargento-. Me estás sacando canas verdes. ¿Qué te pasa? ¿Qué no tienes cabeza? Eso no fue nada. Cuando trajeron los blancos, después de que terminaron de disparar, nos llevamos una alegre sorpresa. Pettit habí­a hecho todos sus disparos en el blanco del hombre que estaba a su derecha.
Al sargento casi le dio un ataque de apoplejía.
-Pettit -dijo-, tu lugar no es el ejército. í­Tienes seis pies, seis manos, y todos los demás sólo tienen dos!
-Ya lo aprenderé- dijo Pettit.
-No me vuelvas a decir eso. O te mato. Te mato, Pettit. Porque no te aguanto. ¿Me estás oyendo Pettit?
No te aguanto.
-Cálmese -dijo Pettit- ¿Está bromeando?
-No estoy bromeando -dijo el sargento.
-Espérese a que lo aprenda -dijo Pettit-. Usted lo verá. En serio. Me gusta el ejercito, algún dí­a seré coronel o algo por el estilo. De veras.
Obviamente, no le dije a mi esposa que nuestro hijo Harry me recordaba a Bob Pettit allá en el ’17. Pero de todas formas se parece. De hecho, el muchacho ya tiene problemas con el sargento en el Fuerte Iroquis.
Según mi esposa, el Fuerte Iroquis tiene a uno de los sargentos más desalmados del país. No hay necesidad, dice mi esposa, de ser cruel con los muchachos. No es que Harry se queje. Le gusta el ejército, sólo que, al parecer, no hay modo de tener satisfecho a ese terrible sargento primero. Y sólo es cosa de que Harry vaya aprendiéndolo.
Y, según la opinión de mi esposa, el coronel de este regimiento no significa ninguna ayuda. Todo lo que hace es pasearse y hacerse el importante. Un coronel deberí­a ayudar a los muchachos, ocuparse de que ese pérfido sargento primero no se aproveche de ellos, que no destruya su espí­ritu. Un coronel, opina mi esposa, deberí­a hacer algo más que pasearse por el lugar.
En fin, hace algunos domingos los muchachos del Fuerte Iroquis prepararon su primer desfile de primavera. Mi esposa y yo estuvimos en las tribunas y, con un grito que casi me tira la gorra, reconoció a nuestro hijo Harry mientras pasaba marchando.
-Perdió el paso- le dije a mi esposa.
-Oh, no seas así­ -dijo ella.
-Pero es que perdió el paso -dije.
-Supongo que eso es un crimen. Supongo que lo van a fusilar por eso. ¡Mira! Ya retomó el paso. Sólo lo perdió por un minuto.
Luego que terminó el desfile y fueron despedidos los hombres, vino a saludarnos Grogan, el sargento primero.
-¿Cómo le va, Sra. Pettit?
-¿Cómo le va? -dijo fríamente mi esposa.
-¿Cree que haya alguna esperanza con nuestro hijo, sargento? pregunté.
El sargento sonrió amablemente y movió la cabeza.
-Imposible -dijo-. Imposible, coronel.
Jerome David Salinger (Nueva York, 1 de enero de 1919Cornish, Nuevo Hampshire, 27 de enero de 2010)1. Escritor estadounidense conocido principalmente por su novela El guardián entre el centeno (The Catcher in the Rye en inglés), que se convirtió en un clásico de la literatura moderna estadounidense casi desde el mismo momento de su publicación, en 1951. El autor falleció a los 91 años por causas naturales.2 
Jerome David Salinger era hijo de Solomon Salinger, director de J.S. Hoffman & Company, empresa que se dedicaba a la importación de carnes y quesos europeos.3 La familia de Solomon, de ascendencia judía, procedía de Sudargas, un shtetl situado en la frontera polaco-lituana, entonces perteneciente al Imperio ruso. El padre de Solomon, Simon F. Salinger, se casó poco después de su llegada a Estados Unidos, en 1881, con Fannie Copland, también de ascendencia lituana, en Wilkes-Barre, Pensilvania.4 La madre de Salinger, Marie Jillich, nació en Atlantic, Iowa, y era a su vez hija de George Lester Jillich, de ascendencia alemana. La madre de Marie, Nellie, era muy probablemente natural de Iowa a pesar de que Marie sostuvo posteriormente que era de origen irlandés. Su padre murió un año antes de su matrimonio, que tuvo lugar en 1910, y al morir también su madre en 1919, el mismo año del nacimiento de Salinger, Marie acabó convirtiéndose al judaísmo cambiando su nombre por Miriam.5
Los Salinger tuvieron su primer hijo, una niña llamada Doris, en diciembre de 1912 y, poco después, debido al ascenso de Solomon en Hoffman se trasladaron a Nueva York.3 En 1919, cuando Salinger nació, su familia ya tenía una posición acomodada y, a pesar de la gran depresión de 1929, se trasladaron en 1932 a un lujoso apartamento de Park Avenue, en Manhattan.6 Su no muy brillante expediente académico hizo que sus padres lo internaran en 1934 en la Academia Militar Valley Forge, Pensilvania, donde se graduó en 1936.7 En otoño de ese mismo año se matriculó en la Universidad de Nueva York para estudiar arte y, tras un semestre sin demasiado provecho, su padre le ofreció viajar a Europa para aprender idiomas e iniciarse en el negocio de la importación. En unos momentos de extrema tensión en Europa pasó casi un año entre Austria y Polonia. En Viena vivió con una familia judía, que muy probablemente no sobrevivió al Holocausto, y con cuya hija, a la cual le dedicó en 1947 el relato A girl I knew, mantuvo el primer romance serio del que se tengan noticias.8
A su vuelta, después de una breve estancia en el Ursinus College de Pensilvania, se inscribió en un curso de escritura de la Universidad de Columbia impartido por Whit Burnett, editor de la revista literaria Story en cuyas páginas se dieron a conocer escritores como Tenesse Williams, Norman Mailer y Truman Capote. Burnett fue una influencia fundamental en los inicios de la carrera de Salinger y su relación continuó hasta mucho después de que este ya fuera un autor reconocido.9
Burnett aconsejó a Salinger que ofreciera sus relatos cortos a las «satinadas», revistas populares de amplia distribución como Collier's, Esquire o The Saturday Evening Post. Así lo hizo con uno de ellos titulado The young folks que fue rechazado, y que finalmente Burnett publicó en Story en la primavera de 1940.10 Poco tiempo después una revista de la Universidad de Kansas le publicó otro relato titulado Go see Eddie, pero tanto con las revistas comerciales como con Story no tuvo éxito en posteriores intentos. Salinger decidió intentarlo con historias más convencionales; había estallado la Segunda Guerra Mundial y escribió The hang of it, glosando las virtudes de la vida militar. El relato apareció no solo en Collier's sino que también fue incluido posteriormente por el ejército en una colección destinada a los soldados enviados al frente.11
En este momento la vida personal de Salinger estaba centrada en su romance con Oona O'Neill, hija del dramaturgo Eugene O'Neill que se distanciaría de Salinger para casarse en 1943 con Charles Chaplin, y su auténtica ambición era aparecer en la revista literaria norteamericana más prestigiosa, The New Yorker, la cual terminó aceptando a finales de 1941 la publicación de Slight Rebellion Off Madison, relato en el que hace su aparición Holden Caulfield, el futuro protagonista de El guardián entre el centeno. Sin embargo la entrada de Estados Unidos en la guerra haría que The New Yorker aplazara la publicación.
El 7 de diciembre de 1941 Japón atacó Pearl Harbor provocando la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Salinger se alistó en el ejército en abril de 1942,13 y después de ser destinado a funciones que le resultaron frustrantes, sus previos conocimientos de francés y alemán añadidos a su experiencia europea hicieron que lo reclutara el servicio de contraespionaje militar. Recibió entrenamiento especializado hasta que el 24 de enero de 1944 desembarcó en Liverpool con las tropas norteamericanas que posteriormente participarían en el desembarco de Normandía.14
Salinger fue destinado al 12.º Regimiento de la 4.ª División de Infantería, unidad en la que permanecería durante toda la guerra, como agente de inteligencia y grado de sargento del Estado Mayor. Tras pasar por Londres estuvo recibiendo instrucción en Tiverton, localidad del condado de Devon que más tarde recrearía en su relato de 1950 Para Esmé, con amor y sordidez.15 También participaba en ejercicios de desembarco anfibio y estuvo presente en la catástrofe en que terminó la Operación Tigre, cuando el 28 de abril en medio de un simulacro de invasión la flotilla participante fue atacada por torpederos alemanes con un balance de más de 700 víctimas.16
El 6 de junio de 1944, el día D, la unidad de Salinger debía desembarcar en la playa de Utah con la primera oleada a las 6:30 de la mañana, aunque lo hizo unos minutos más tarde a más de un kilómetro del objetivo. Después participaría con su regimiento en acciones como la toma de Cherburgo, la de Saint-Lô, la de Mortain y, a finales de agosto, en la liberación de París, formando parte de las primeras tropas norteamericanas que entraron en la capital.17 Durante su estancia en París Salinger conoció a Ernest Hemingway, que trabajaba para Collier's como corresponsal de guerra, y aunque realmente no apreciaba mucho su obra, la relación entre ambos se mantuvo amistosa con el paso de los años.18 Posteriormente, durante la primavera y el invierno, Salinger tomó parte en dos de las batallas más terribles del frente occidental durante la guerra: la del bosque de Hürtgen y la de las Ardenas.19 En el tramo final de la guerra Salinger, con el 12.º regimiento, participó en la liberación del complejo de campos de concentración de Dachau: se debió ver particularmente implicado porque los oficiales de contraespionaje como él tenían órdenes expresas de inspeccionar los campos, interrogar a los prisioneros y redactar informes para el cuartel general.20
Al finalizar la guerra Salinger no fue licenciado, se creó un cuerpo de contraespionaje como asistente del proceso de desnazificación al que fue adscrito y lo trasladaron a Weissenburg, cerca de Núremberg.21 Sin embargo, las experiencias de la guerra le habían impactado profundamente y, posiblemente afectado por lo que hoy se denomina estrés postraumático, finalmente solicitó voluntariamente tratamiento y fue ingresado en julio en un hospital de Núremberg.22 Es muy probable que también visitase Viena para encontrar a la familia con la que había vivido hace unos años solo para descubrir que todos, incluida la hija de la que se había enamorado, habían muerto en campos de concentración.23 La huella emocional que le dejaron estos hechos se percibe en algunos de sus relatos, especialmente Un día perfecto para el pez plátano,24 sobre un exsoldado suicida, y también Para Esmé, con amor y sordidez, narrado por un soldado traumatizado.25
El 18 de octubre de 1945 Salinger se casó en Pappenheim con Sylvia Louise Welter, una oftalmóloga alemana con la que se instaló en Gunzenhausen, un pueblo situado a unos 45 km de Núremberg. Debido a las normas de no confraternización que prohibían este tipo de uniones a los soldados estadounidenses, Salinger tuvo que fingir que era francesa y proporcionarle documentación falsa.26 El trabajo de Salinger para contraespionaje terminó en abril de 1946 y, acompañado de Sylvia, se embarcó de vuelta a Estados Unidos el 28 de abril desde el puerto de Brest. Llegaron a Nueva York el 10 de mayo y se instalaron en la casa familiar de Salinger en Park Avenue. Sin embargo el matrimonio duró poco, en julio Sylvia regresó a Europa y no tardaron en divorciarse.27
The Catcher in the Rye, conocida en castellano como El cazador oculto en 1961 y como El guardián entre el centeno en 1978, fue su primera novela corta. Fue publicada en 1951 y se hizo muy popular entre los críticos y jóvenes. La historia la narra, en primera persona, Holden Caulfield, un adolescente rebelde, inadaptado e inmaduro, pero de gran perspicacia. Se dice de la novela que es la única que ha sabido captar lo que es la adolescencia con todas sus contradicciones; la fórmula del carácter del desorientado protagonista la ofrece su propia hermana, Phoebe, cuando le dice que, sencillamente, no sabe lo que quiere. Es, por otro lado, una novela que ha sido curiosamente citada como favorita por algunos asesinos en serie y otros inadaptados.[cita requerida]
Posteriormente, Salinger publicó las colecciones de relatos Nine Stories (Nueve cuentos) en 1953 (donde se incluyen los dos aludidos); Franny y Zooey, en 1961; y en 1963 una colección de novelas cortas Raise High the Roof Beam, Carpenters and Seymour: An introduction (Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción), protagonizados por la disfuncional familia Glass. Las mentes ágiles y poderosas de hombres perturbados y la capacidad redentora que los niños tienen en las vidas de estos es uno de los temas principales de las obras de Salinger.
En 1955 se casó con Claire Douglas, unión que concluyó también en divorcio en 1967, cuando se acentuó la reclusión del escritor en su mundo privado y su interés por el budismo zen.
Después de haber obtenido la fama y la notoriedad con El guardián entre el centeno, Salinger se convirtió en un eremita, apartándose del mundo exterior y protegiendo al máximo su privacidad. Se mudó de Nueva York a Cornish (New Hampshire), donde continuó escribiendo historias que nunca publicó.
Salinger intentó por todos los medios escapar de la exposición al público y de la atención del mismo (él mismo declaró: «los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida»). Sin embargo, se vio obligado a luchar continuamente contra toda la atención no deseada que recibía, como figura de culto que llegó a ser en vida. Cuando supo de la intención del escritor británico Ian Hamilton de publicar J. D. Salinger: A writing life, una biografía que incluía cartas que Salinger había escrito a amigos y a otros escritores, Salinger interpuso una demanda para detener la publicación del libro. El libro apareció finalmente con los contenidos de las cartas parafraseados. El juez determinó que aunque es posible que una persona sea el propietario de una carta físicamente, lo que está escrito en ella pertenece al autor.
Uno de los resultados no intencionados de este juicio fue que muchos de los detalles de la vida privada de Salinger, incluyendo el hecho de haber escrito dos novelas y muchos relatos que no habían sido publicados, salieron a la luz pública a través de las transcripciones del juzgado.
Salinger aparece como personaje en la novela Shoeless Joe de W. P. Kinsella, en la que se inspiró la película Field of dreams. En la película el personaje tiene el nombre cambiado y es convertido en ficción. Estudió a lo largo de toda su vida el hinduismo Advaita Vedanta. Este hecho ha sido descrito extensamente por Sam P. Ranchean en su libro An adventure in Vedanta: J. D. Salinger's the Glass Family (1990). La relación de un año que mantuvo en 1972 con la aspirante a escritora Joyce Maynard, de dieciocho años, fue también causa de controversia cuando ella subastó las cartas que Salinger le había escrito. Ha mantenido, igualmente, más de veinte relaciones con aspirantes femeninas a escritoras, siempre muy jóvenes.
En 2000, su hija, Margaret Salinger, publicó El guardián de los sueños. En su libro de “confesiones”, la señorita Salinger afirma que su padre se bebía su propia orina, sufría glosolalia, rara vez tenía relaciones sexuales con su madre, la tenía como una “prisionera virtual” y se negaba a permitirle ver a sus parientes y amigos.
En 2002, se publicaron más de ochenta cartas a Salinger escritas por escritores, críticos y admiradores, bajo el título: Letters to J. D. Salinger (ed. Chris Kubica).
Salinger es el padre del actor Matt Salinger.
Falleció de muerte natural el 27 de enero de 2010.
La película Descubriendo a Forrester, protagonizada por Sean Connery está inspirada en Salinger. Además, ha sido notable la influencia ejercida en escritores como Lemony Snicket y su Una serie de catastróficas desdichas, habiendo numerosas alusiones a él en los libros.
Salinger ha influido sobre una generación entera de escritores, entre los que se cuentan señaladamente John Updike, Harold Brodkey y Philip Roth.
En 2008 el cantante Axl Rose (Guns N' Roses) se inspiró en El guardian entre el centeno para darle forma y nombre a una de las canciones del álbum Chinese Democracy.[cita requerida] El asesino de John Lennon, Mark David Chapman, tenìa un ejemplar de "El guardiàn entre el centeno". Un amigo le recomendó el libro y la historia pronto tuvo un gran importancia personal para él, hasta el extremo que declaró que deseaba modelar su vida a imagen de la del protagonista, Holden Caulfield. Obras seleccionadas. The Catcher in the Rye (1951) [El cazador oculto (trad. 1961) / El guardián entre el centeno (trad. 1978)]. Nueve cuentos (1953). Franny y Zooey (1961). Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963). Salinger, documental biográfico sobre J. D. Salinger.
Semblanza biográfica: Wikipedia.Texto: El cuento del día. Foto: internet.