miércoles, 26 de marzo de 2014

Los buenos libros están bajo el desgobierno de la pasión

El territorio de la Novela: La Imaginación

La buena literatura tiene que estar escrita bajo el desgobierno de la pasión, asegura Nélida Piñón, la escritora brasileña y miembro del jurado que elegirá mañana la obra ganadora de la I Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, en Lima

Detalle de la fotografía del libro El desbarrancadero, de Fernando Vallejo./elpais.com
Así empezó ayer la segunda jornada de esta cita literaria. Buen comienzo. Piñón decía esto a la hora del desayuno, al hilo de que hoy en día se escriben muy buenos libros, con grandes argumentos, estructuras originales, comprometidos con el mundo contemporáneo y todo lo que en teoría y cerebralmente debería tener una buena novela. Una incluso que en un primer momento puede ser bien recibida pero, realmente, no será recordada años después si no ha sido escrita con pasión. "Y eso el lector lo nota. Intuye que a esa perfección le falta algo". Se llama corazón, alma, un texto en el cual se nota si el autor se ha enamorado de su libro más allá de las ideas que quiere contar.
Eso se reflejó luego, y sin querer, en la mesa redonda La novela latinoamericana: balance y perspectivas, con los escritores peruanos Pedro Novoa y Raúl Tola y el representante del Instituto Caro y Cuervo, de Colombia, Camilo Hoyos. Ellos, sin saber lo que piensa Nélida Piñón, le dieron la razón cuando hablaron del impacto que produjo y produce en los lectores los libros de la generación del boom latinoamericano que marcó la literatura en español de la segunda mitad del siglo XX. Novelas que buscaban contener el mundo, denunciar  o comprometerse con tantas cosas pero en las que palpita la pasión por lo escrito y por el propio arte de la escritura, por la estética y la belleza. Ahí reside parte del secreto del éxito de esa generacón irrepetible que Raúl Tola escenificó al contar aquel momento en que siendo joven escuchó a un cuentacuentos representando el relato El ahogado más hermoso del mundo, de Gabriel García Márquez. "Un relato breve, perfecto, y que emociona". Leyó, entonces, un pasaje del cuento mientras el auditorio escuchaba y veía entregado en esas palabras la belleza de la literatura.
Pasada la época del parricidio, lo que hay que hacer ahora, según Pedro Novoa, es entregarse al canibalismo. "Aprovechar todo de esos padres literarios, devorarlos". Sobre todo porque en una segunda lectura el deslumbramiento es otro y se saca más provecho, completó Raúl Tola.
Ahora las novelas latinoamericanas están centradas en mundos más personales. Si aquella literatura pudo tener alguna influencia de las técnicas cinematograficas, la actual puede estar siendo permeable a las series de televisión que se muestran más arriesgadas a la hora de narrar una historia, coincidieron Hoyos y Tola.
El otro punto que destacaron fue la crónica. Ese género periodístico y literario que implica al autor en el hecho narrado porque su anclaje está en la verdad, en la realidad. Esa es una de las grandes señas de identidad de la literatura latinoamericana de los útimos años para los tres ponentes.
El tema de la violencia fue el tercer aspecto reseñado. La manera en que  las diferentes y difíciles situaciones vividas en los países latinoamericanos debido a la guerrilla, el paramilitarismo o las drogas y el narcotráfico han cambiado el tejido social, político y cultural de varios países.
La noche fue para la Crónica y la narrativa autobiográfica, con Rosa Montero, Piedad Bonnett, Leila Guerriero y Alberto Salcedo Ramos. La reflexión que los acompañó todo el tiempo y quedó en el aire fue la que habla, pregunta, de hasta qué punto lo real es real. Lo vivimos todos todos los días con nuestras propias vidas. La realidad es la suma del acontecer y de como recordamos las cosas y de como queremos recordarlas, crearlas. Lo hacemos todo el tiempo. Una cosa es el hecho concreto y objetivo y otra la manera como vestimos ese hecho. Y la literatura de no ficción y el periodismo están forjados de ese material. Eficacia y belleza son los objetivos de los autores. Eficacia para encontrar la mejor manera de contar  y belleza para dar con la tecla que seduzca al lector. Todos estuvieron de acuerdo en que la crónica periodística también puede ser literatura.
Y se hacen presentes, resuenan, las palabras con que de Nélida Piñón había empezado el día, de que la buena literatura debe estar marcada por el desgobierno de la pasión, y el escritor debe ser una especie de figura mercurial que asume cada uno de los personajes en el momento de escribir sobre ellos, de encarnarlos. La autora brasileña, entonces, cita a Flaubert cuando dijo: "Yo soy Madame Bovary".
DÍA 3: La jornada de hoy tendra los sigueintes temas: Escribir literatura en un mundo tecnológico (Abelardo Sánchez León, Fernando Iwasaki, JJ Armas Marcelo y Piedad Bonnett), La nueva narrativa latinoamericana (Edmundo Paz-Soldán, Guillermo Niño de Guzmán, Santiago Roncagliolo y Sergio Ramírez), Vivir para escribir (Gabriel Wiener, Javier Cercas, Jeremías Gamboa y  Leila Guerriero) y La creación literaria en el mundo contemporáneo (Arturo Fontaine, Edmundo Paz-Soldán, Héctor Abad Faciolince y Gustavo Faverón).