El autor de Rosario Tijeras, Paraíso Travel y El mundo de afuera, ha elaborado sus relatos acompañado de Jaime Echeverri
En la mesa de centro un frutero hace las veces de cementerio de al menos
una docena de limones, también de dos manzanas arrugadas y una
granadilla seca y dura. Más allá, en un fogón de la cocina, está la
tetera que ha permanecido en el mismo lugar durante meses, tal vez años.
Sobre la estufa no se encuentra la olla de arroz que sirve de
acompañante a un enlatado a la hora del almuerzo. En la casa solo hay
libros repartidos en tres bibliotecas. La primera está en el hall de la
entrada la cual le da la bienvenida a los visitantes y anuncia que ésta
es la vivienda de un hombre dedicado a la lectura a pesar de su corta
visión.
En la segunda, estratégicamente ubicada cerca a una poltrona, habitan
algunos de los textos que le sirven para tomar citas y hacer
recomendaciones. La tercera, está justo detrás de un escritorio puesto
al lado de una ventana y que Jaime tiene reservado para escribir,
escuchar y dar consejos a sus alumnos y colegas, entre ellos a Jorge
Franco Ramos quien el pasado 20 de marzo ganó el premio Alfaguara 2014
de novela.
aime vive solo y contrario a lo que se puede pensar hoy es un firme
creyente de que el proceso de escritura debe de estar acompañado de una
persona capaz de aterrizar un relato, de volverlo vivo y de erradicar
los errores. También dice que él y Jorge Franco son pioneros en las
tutorías cuando nadie creí en ellas.
En la mañana del jueves 20 de marzo se conoció que otro colombiano había ganado el prestigioso premio Alfaguara de Novela por El mundo de afuera, una historia que se desarrolla en la Medellín de los 70 cuando
el narcotráfico hacía su aparición. Ese día Jaime supo la noticia por
boca del propio autor quien lo llamó para contarle la buena nueva al
hombre que está detrás de sus relatos y con quien ha trabajado por más
de 15 años.
Este manizalita nacido en 1943 conoció a Jorge Franco en la Universidad
Javeriana cuando el joven paisa realizó estudios de Literatura y Jaime
coordinaba un taller de creación literaria. Unos meses después, Jorge le
pidió que fuera tutor de sus textos. Jaime aceptó, pero le dijo que no
podían comenzar sin que le llevara un proyecto específico. A partir de
ahí periódicamente se reunían en el apartamento para revisar los textos
que concluyó en un libro de cuentos, Maldito amor (1996).
“Cuando terminamos ese proyecto le dije que lo mandara a un concurso y
se lo ganó”, recordó Jaime. Se trataba del premio Nacional de Narrativa
Pedro Gómez Valderrama.
El premio ayudó a que la relación fluyera. “Yo le veía un gran
potencial, Jorge era muy original en la creación de sus ficciones. Eran
textos distintos, un poco escandalosos, no necesariamente yo podría
decir que me gustaban, pero sí veía que tenían una gran fuerza
narrativa”, recordó Jaime desde su silla.
La tutoría
Jaime convirtió su apartamento en su aula de clase. Dos poltronas, una pintura de Luis Luna en homenaje a Goya y unas cajetillas desocupadas de cigarrillos que colecciona hace años, crean el escenario para hablar de libros y de la construcción de relatos de ficción.
Hasta este lugar ubicado a pocos metros de la entrada principal de la Universidad Nacional, llegan sus alumnos para leer los relatos que han escrito. “La lectura en voz alta ayuda a que el escritor oiga el ritmo de su prosa”, recuerda este viejo cuentista y novelista. Jorge Franco ha ido muchas veces a este apartamento a leer sus textos. Allí se ha amasado gran parte de su obra, desde su primer éxito Rosario Tijeras hasta su última novela de la cual Jaime le hizo varias recomendaciones, entre ellas, cambiar algunos capítulos. En el relato Melodrama Jaime y Jorge estuvieron trabajando en el primer párrafo durante dos meses. Los dos querían que esas primeras líneas no solo hicieran un resumen del relato, también que fuera contundente para atrapar al lector y se quedara en la historia en la que el amor el sexo y el SIDA configuran la trama.
Jaime no hace diferencia entre el método que aplica a los alumnos principiantes en la escritura con escritores reconocidos como Jorge Franco. Con un abrazo recibe a sus colegas y los pone de inmediato a leer los capítulos de sus novelas o los textos de sus cuentos. Busca la coherencia de la historia, una idea narrativa, el atrevimiento del escritor. Para él, un relato es una sustancia viva que puede modificarse solo si el escritor lo acepta. “No hay un escritor detrás de otro escritor”, dice Jaime para señalar que su trabajo es el de oír y recomendar. Nada más.
Para este barbado admirador de los relatos de Raymond Carver y Clarice Lispector, James Joyce y Lawrence Durrelll, entre otros autores, y quien dice que lee al menos 30 libros al año, su trabajo con Jorge Franco ha sido de acompañamiento, jamás les ha impuesto a él o a sus alumnos los temas o sus ideas, por el contrario, dice que “cada cual es dueño de su texto”.
Pero no solo Jorge Franco se cuenta entre los escritores que han pasado por las manos de Jaime. También están la periodista Patricia Lara, el exdirector de la maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional, Azriel Bibliowicz, el poeta Alonso Aristizabal y Eduardo Otálora quien también recibió en 2012 el premio Juan March Cencillo.
Seguramente el psicoanálisis -profesión que también ejerce- y un oído entrenado son las dos claves para ayudar a los escritores a moldear sus relatos y técnicas que ha usado con Jorge Franco el hombre que dejó el cine para escribir y ahora recibe el reconocimiento por su obra.
El escritor de El mundo de afuera ha sido generoso con su maestro. En Melodrama le hizo una dedicatoria que deja ver la relación y el trabajo: “Para Jaime, porque cada palabra de este libro está impregnada de sus conocimientos, de su aliento y cariño”. En otro dice “A Jaime Echeverri mi maestro”.
Jaime ha hecho de la literatura su vida y su vida parece un cuento. El relato de un hombre solitario que se acompaña de los relatos de aprendices y reconocidos escritores que ganan premios bajo su sombra. De un hombre que deja morir algunas frutas y se enorgullese de ello.
Libros de Jaime Echeverri
Versiones, perversiones y otras inversiones (2009).
Historias reales de la vida falsa (1979).
Las vueltas del baile (1991).
Historias reales de la vida falsa (1979).
Las vueltas del baile (1991).
Novelas
Reina de picas (1990).
Corte Final (2001).
Corte Final (2001).