Más de tres mil películas han sido rodadas en los legendarios estudios Cinecittà de Roma, fundados por Mussolini, que están a punto desaparecer tras una larga crisis. El mundo del cine se ha movilizado para evitar que las instalaciones sean desmanteladas para edificar un gran complejo comercial
Audrey Hepburn y Gregory Peck en Vacaciones en Roma, rodada en Cinecittà en 1953./elmundo.es |
Son más de tres mil las películas que se han rodado en Cinecittà,
los míticos estudios situados en el número 1055 de la Via Tuscolana de
Roma. Pero ninguna tan dramática como el filme, con ribetes bélicos y a
veces incluso tintes de terror, que tiene como protagonista el destino
de esa estructura histórica por la que han pasado estrellas como Gregory Peck, Ava Gardner, Audrey Hepburn, Frank Sinatra, Kirk Douglas, Liz Taylor o Richard Burton y directores como Federico Fellini, Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Robert Wise, Joseph Mankiewicz, William Wyler, Francis Ford Coppola o Martin Scorsese. Por citar sólo unos cuantos.
En estos momentos Cinecittà no sólo se encuentra a años luz de sus
días dorados, sino que languidece irremediablemente, dejada de lado por
la industria del celuloide y tirando a duras penas de producciones de
televisión como el 'Gran Hermano' italiano. Sigue siendo de propiedad
estatal, pero desde hace unos 15 años su gestión está en manos privadas.
Y son esas manos las que ahora le podrían asestar la puñalada final a
través de un maquiavélico proyecto para levantar en sus
400.000 metros cuadrados de instalaciones hoteles, restaurantes,
gimnasios, un centro de belleza, piscinas y un gigantesco aparcamiento
subterráneo.
Hace sólo unos días un centenar de personas, con el cineasta Ettore
Scola al frente, protestaron ante la sede del Ministerio de Cultura en
Roma contra los planes de convertir a Cinecittà en una especie de
Disneylandia y poner de ese modo el "The End" a sus 77 años de historia
como estudios de cine. Porque fue el 28 de abril de 1937 cuando Mussolini inauguró
los estudios de Via Tuscolana, sólo un año después de que Il Duce en
persona decretara su fundación y colocara la primera piedra de un
proyecto que inicialmente era megalómano (incluía por ejemplo un
complejo residencial para que en el mismo vivieran los técnicos y demás
empleados). Al fin y al cabo el cine fue uno de los principales
elementos de la propaganda fascista, y en Cinecittà se rodaron varias
películas de ese tipo, exactamente 17. Pero sobre todo se hicieron
muchas comedias, dramas y películas de amor que lograron importantes
éxitos de taquilla. Sólo en 1937 se produjeron en los estudios 19
filmes.
Exterior. Guerra
El estallido de la II Guerra Mundial y la caída del régimen de
Mussolini pusieron fin a aquel incipiente despegue de Cinecittà. En 1943
los estudios fueron saqueados por las tropas alemanas, que se llevaron a
Berlín 16 vagones repletos de material técnico y de decorados. Los
1.200 empleados con que entonces contaba Cinecittà (hoy son unos 200)
fueron enviados a casa. Y un par de años más tarde los estudios
resultaron gravemente afectados por los bombardeos aliados contra los
nazis, que habían tomado la ciudad. Los alemanes ocuparon Cinecittà y la
utilizaron como campo de concentración de civiles.
Tras la liberación de Roma, los estudios dieron cobijo a cientos de
personas que se habían quedado sin casa e incluso acogieron un hospital.
Pero la clausura de Cinecittà, que sólo en 1947 volvió a abrir sus
puertas a las producciones cinematográficas, tuvo un efecto fundamental
en la historia del séptimo arte. A falta de estudios, los cineastas
italianos se vieron obligados a rodar en exteriores, lo que propició el
nacimiento del neorrealismo. Son los años de 'Roma città aperta'
(1945), de Roberto Rossellini (quien antes de la guerra se había
estrenado como cineasta rodando en Cinecittà tres películas de
propaganda fascista), y de otras cintas que contaban la Italia malherida
por la guerra y que lloraba a sus muertos.
A partir de 1947 los cineastas italianos comenzaron lentamente a
volver a rodar en Cinecittà. Incluidos los exponentes del neorrealismo.
Pero el gran despegue de los estudios tuvo lugar a partir de los años
50, cuando al lince de Giulio Andreotti, entonces
secretario de Estado de Cultura, se le ocurrió en 1949 ofrecer
suculentas subvenciones a la industria del cine a fin de reactivar
Cinecittà. Atraídos por esas ayudas, por los bajos costos, por la
fascinación de Roma y por la maestría de los artesanos de Cinecittà
("Descienden directamente de Miguel Ángel", en palabras del productor
Michael Hausman), numerosos directores de Hollywood comenzaron a rodar
en Roma. Henry King realizó en 1949 'Príncipe de los zorros', con Tyrone
Power y Orson Welles como protagonistas. Pero la primera gran
superproducción que se hizo en los estudios de la Via Tuscolana fue 'Quo
Vadis?' (1951), de Mervyn Le Roy, el filme que por sus imponentes
dimensiones dio el pistoletazo de salida a la era dorada de Cinecittà.
Por cierto, que a las pruebas como extra de 'Quo Vadis?' se presentó una
jovencita llamada Sofia Scicolone, que más tarde se haría famosa con el
nombre de Sophia Loren.
La época dorada y 'La dolce vita'
Aproximadamente 15 años duró esa época dorada de Roma, en la que la
ciudad se llenó de estrellas, de fiestas despendoladas, de 'paparazzi' a
la caza de famosos, de risas, de ríos de dinero, de escándalos... Roma
se ganó el sobrenombre de "la Hollywood a orillas del Tíber" y 27
películas de importante producción fueron rodadas en ese periodo en
Cinecittà, películas que de media echaban mano de unos 1.500 extras al
día. No le faltaba razón a Andreotti cuando dijo aquello de que 'Quo
Vadis?' había hecho más por Roma que el plan Marshall... A día de hoy, 'Cleopatra',
dirigida en 1963 por Joseph L. Mankiewicz y rodada en Cinecittà, pasa
por ser uno de los filmes más caros de la historia del cine, hasta el
punto de que casi llevó a la bancarrota a la 20th Century Fox. Costó la
friolera de 44 millones de dólares de entonces, el equivalente a unos
232 millones de euros de hoy en día.
Para la capital italiana, Cinecittà se convirtió en el equivalente a
las grandes fábricas del norte de Italia que daban trabajo a numerosa
mano de obra. Ya en 'Bellisima' (1951) Luchino Visconti mostraba a un
grupo de madres desesperadas (entre las que se encontraba Anna Magnani)
dispuesta a lo que fuera con tal de conseguir que su hija se llevara el
papel de pequeña protagonista de un filme. Y Fellini, por su parte, plasmó en 'La dolce vita'
(1960) la locura de Roma en esa época a caballo entre los años 50 y 60
en la que el cine salió de los estudios para invadir las calles de la
ciudad, transformando Via Veneto en una sucursal de Cinecittà y
convirtiendo a la capital italiana en capital internacional del cine.
Fellini acabó siendo el director más fiel a Cinecittà, donde trabajó
durante más de 20 años y donde realizó todas sus películas importantes.
Al morir en 1993, su capilla ardiente fue instalada precisamente en el
estudio número 5 de Cinecittà, aún hoy el más grande de Europa con sus
2.873,04 metros cuadrados y el preferido del maestro.
Para Cinecittà, aquellos fueron los años dorados de 'Vacaciones en Roma', de 'La condesa descalza', de 'Guerra y paz', de 'Adiós a las armas', de 'Cleopatra', de 'Ben Hur',
de 'Sodoma y Gomorra'... En Roma desembarcaron grandes estrellas y
directores como Mervyn LeRoy, Willy Wyler, Robert Aldrich, Kirk Douglas,
Richard Burton, Liz Taylor, King Vidor, Gregory Peck, Audrey Hepburn...
La ciudad favorita de Audrey
"Cada ciudad, en su estilo, es inolvidable. Pero si me preguntan cuál es mi preferida, diría que Roma", confesó Audrey Hepburn,
que rodó en la Hollywood a orillas del Tíber tres 'pelis' -'Vacaciones
en Roma' (1953), de William Wyler; 'Guerra y Paz' (1956) con King Vidor
como director e 'Historia de una monja' (1959)- y que tras casarse en
1969 con el psiquiatra romano Andrea Dotti decidió aparcar su carrera de
actriz y vivir 20 años en la Ciudad Eterna.
Al rebufo de las grandes producciones cinematográficas, Cinecittà se
convirtió en escenario de muchos filmes de sandalias, como los romanos
bautizaron con su inconfundible sentido del humor a las numerosas
películas de histórico-mitológicas que se grabaron en Roma. Durante esos
15 años de gloria, unos 150 filmes de epopeya fueron producidos en
Cinecittà. Pero los gustos del público cambiaron y el filón de las
epopeyas mitológicas se agotó. Cinecittà se reinventó gracias a los
'spaghetti-westerns', un género que arranca de la mano de Sergio Leone con 'Por un puñado de dólares' en 1964.
Los años 70 y la llegada de la televisión comenzaron a marcar el
réquiem de las salas de cine y de Cinecittà. En Cineccità en los últimos
años se han grabado pocas películas, la más importante sin duda 'Gangs of New York',
de Martin Scorsese. Los estudios sobreviven a duras penas gracias a la
televisión y a programas como 'Grande Fratello', la versión italiana de
'Gran Hermano'. Y encima, en los últimos años se han registrado varios
incendios en Cinecittà, desde uno en pleno agosto de 2007 que destruyó
unos 4.000 metros cuadrados del complejo a otro en 2013 que arrasó
completamente la casa en la que se desarrollaba 'Gran Hermano'.
Los malpensados aseguran que esos incendios han sido provocados y
forman parte de una estrategia para acabar con los estudios de cine y
aprovechar los vastos terrenos de Cinecittà para
inversiones inmobiliarias. Pero nadie sabe cómo acabará esta película.
Como mandan las reglas del gran cine, el suspense se mantendrá hasta el
final.