El nobel chino Gao Xingjian abre el segundo ciclo del festival Gutunzuria en Bilbao, bajo el lema Relatos de la frontera. Mañana llega el nobel turco Orhan Pamuk
El Nobel de literatura chino Gao Xingjian, en la Alhóndiga, de Bilbao. /Fernando Domingo-Aldama./elpais.com |
La práctica de la cultura ayuda a salir de la barbarie, la creación
no tiene ni entiende de fronteras y el arte debe ayudar a despertar las
conciencias. Estas son tres de las ideas que recalcaron Gao Xingjian, el artista y Nobel de literatura chino, y Sergio González Rodríguez, periodista y escritor mexicano en la primera jornada del segundo ciclo del VII Festival Internacional de las Letras de Bilbao, Gutunzuria, en la Alhóndiga, del 3 al 6 de abril.
Una cita literaria que en esta edición tiene como tema Relatos de la
frontera. Al Nobel chino y al autor mexicano los acompañarán estos días
otro Nobel, el turco Orhan Pamuk, y los españoles Juan Goytisolo y Ramón
Saizarbitoria. Son el relevo a los autores del pasado fin de semana
encabezados por la nobel rumano-alemana Herta Müller y el italiano
Claudio Magris.
El mundo es la ciudadanía de la creación. Esa es la idea que se ha
confirmado este año y de la que Gao Xingjian (Pinyin, 1940) es un gran
ejemplo, tanto en lo personal como en lo creativo. Él mismo ha borrado
las fronteras de las artes al ser pintor, narrador, dramaturgo,
traductor, crítico y, ahora, director de cine, cuyo debut se titula El duelo de la belleza.
Exiliado en París desde 1987, y ya con la ciudadanía francesa, recurrió
a esa vía en vista de la censura de la cultura y de su obra, en
particular, en su país. “Diferenciar todas esas actividades u oficios no
tiene sentido en mi caso. No me lo planteo”, dice el autor, que, en
cambio, reconoce buscar la perfección en cada una de ellas.
La experiencia personal y artística lo lleva a insistir, desde hace
varios años, en que el mejor arte y la buena literatura van más allá de
países y épocas; y que la condición humana, con sus debilidades y
fortalezas, no mira la nacionalidad del autor. “Mi trabajo supera la
frontera y la cultura”, afirma el artista, y añade que por eso defiende
este tipo de arte, y vuelve a remarcar que las fronteras no tienen
sentido en la creación y que "a lo que debe aspirar es a lograr un arte
comunicable, universal”. Y, siempre que puede, Gao Xingjian deja claro,
ante las inevitables preguntas sobre su país, su exilio y la política,
que la estética y el arte tienen como único compromiso el arte y la
estética.
Tanto es así que ha reconocido que en su creación ya ha pasado la
página de China. Lo que tenía que escribir sobre su país ya está
escrito. Pasados, nostalgias, sueños o presentes están en libros como La montaña de alma, Fugitivos o El libro de un hombre solo.
Su mirada y sus ideas están ahora interesadas en escribir sobre su vida
actual, París, Francia, Europa… el mundo: "Me veo como un ciudadano del
mundo porque me acogen y me aprecian donde voy y viceversa".
Para Gao Xingjian la vida hay que aceptarla y verla como es. Y lo que
la literatura no debe hacer, según él, es juzgarla. No comparte la
creación que da lecciones morales o hace juicios políticos. En cambio,
sí cree que su papel "es hablar desde el punto de vista de los
sentimientos, desde el punto de vista de la estética". Por eso su idea
de que, si bien es cierto que el arte no puede salvar el mundo, parte de
su función es la de ayudar a despertar la conciencia de la gente.
La literatura como elemento de denuncia es la línea de Sergio
González Rodríguez. Una filosofía que le ha costado al investigador
mexicano muchos infortunios al haber sido secuestrado, amenazado de
muerte y torturado por denunciar, sobre todo, las muertes y
desapariciones de las mujeres de Ciudad Juárez. Parte de una historia
atroz recogida en su libro Huesos en el desierto. Para él, “el trabajo intelectual tiene que ser una defensa de la vida”.
En consonancia, González Rodríguez está convencido que la comprensión
y el diálogo son un principio de civilización. Aunque admite y denuncia
que "en México no existe un Estado de derecho como tal porque con el
alto índice de delitos e impunidad no es posible hablar de eso".