sábado, 2 de febrero de 2013

Minicuentos eróticos 1

De malabares,  fluidos   y orificios   ¡Atención!  Los textos pueden herir o estimular su sensibilidad

La insaciable

Ana María Shua

A otra mujer la llamaban La Insaciable, como si alguien, alguna vez, saciara algún deseo.

Una bella  
José de la Colina

Al desnudarse su tontería quedaba considerablemente mitigada.

Fuerza noctámbula
Guillermo Samperio

Durante las noches le venía una fuerza centríputa que, inevitablemente, la lanzaba a las calles.

Lamento de una mujer generosa
Marco Denevi


¡Mezquina naturaleza, que sólo me concediste tres orificios para complacer al hombre que amo!

Canción cubana
Guillermo Cabrera Infante

¡Ay, José, así no se puede!
¡Ay, José, así no sé!
¡Ay, José, así no!
¡Ay, José, así!
¡Ay, José!
¡Ay!

Confesión
Pere Calders


Mi novia me dijo que un pecho sí, pero que el otro no, porque lo tenía apalabrado. Colérico y egoísta, perdí el único que quedaba disponible.

Grados de dificultad
Estalinda Lamar


El sexo horizontal no tiene el mismo mérito que el helicoidal, que el oblicuo, que el trasversal o que el sexo en espiral. El más meritorio de todos es, sin lugar a dudas, el sexo elíptico, por su propia dificultad.

Bucofaríngea                                                                                                                                   
Estalinda Lamar
                                                                                                             

Llevo media vida buscando el punto “g”. Compréndalo, no lo hago por vicio sino por puro compromiso con la investigación lingüística, soy de la Real Academia de la Lengua.

La anciana golosa
Javier Villafañe

Es hermoso ese hombre. Parece un caballo desnudo.

Erótica
Rafael Pérez Estrada

Todo poro es dilatable.

En el bosque
Juan Armando Epple


La Abuela encuentra al Leñador oculto entre las sábanas y le interpela: ¿qué buscas aquí, viejo libidinoso, disfrazado de Lobo? El lobo le responde: lo mismo que tú, vieja curiosa, disfrazada con esa ridícula capa de niñita.

Amor
Héctor G. Oesterheld


Desnudos, se hacen el amor delante de la chimenea.
El resplandor de las llamas les caldea la piel, los cuerpos son uno solo, rítmico latido.
Un solo, rítmico latido cada vez más pujante.
Agotados, los tres cuerpos se desenroscan lentamente, las antenas se separan. Las llamas se multiplican en las escamas triangulares.


Crisis
Luisa Valenzuela


Pobre. Su situación económica era pésima. Estaba con una mano atrás y la otra delante. Pero no la pasó del todo mal: supo moverlas.

El deseo verdadero
Sacha Guitry

Te deseo como si fueses la esposa de otro.