La inventora Mary Phelps Jacob vendió su patente a Warner Corset Company por 1.500 dólares y éste facturó 15 millones en 16 años
Sofia Loren en su años de juventud y belleza luciéndose cuasi desnuda. |
De izquierda a derecha la actriz Esperanza Roy. la cantante Miley Cirus y la actriz Angelina Jolie./lavanguardia.com |
La ropa interior siempre ha oscilado entre la
protección y la provocación. Aclaremos: interior, parte superior y
femenina, porque en la sección caballeros poco tiene que hacer. Ni
siquiera prescindiendo de ella, pues no pasó nada cuando Clark Gable se
la quitó en Sucedió una noche, tratando de hundir la industria.
Fue una pose del galán hacia una ingenua Claudette Colbert tras una
velada que, con camiseta o sin ella, no llegó a parte alguna. A pesar de
Gable, la moda no alteró sus postulados y la prenda se sigue vendiendo
aunque sólo sea sólo para protegernos del frío en invierno o mostrar
músculo (quien lo hubiera) en verano. Lo mismo pasará con los
calcetines: la moda de no llevarlos no dejará de ser un esnobismo de
tres modernos mal educados a quienes se les ha dicho que eso es
tendencia. No se engañen, pues hasta al mismo Camilo José Cela le
tuvieron que prestar (si, prestar) unos en Palma cuando en una recepción
con el Rey alguien remarcó que no llevaba y eso, por protocolo, y
educación, era impensable. Volviendo al sujetador,
siempre ha sido la parte que primero se desmorona en la intimidad tras
haber abandonado el vestido y antes de que la braga descienda hacia el
principio del goloso final.
Aunque las mujeres han protegido el pecho toda la vida, parece que el sostén lo inventó la norteamericana Mary Phelps Jacob,
un día en que, harta del corsé que le agobiaba y que, con todo, le
dejaba el pecho fuera, ató dos pañuelos con una cinta rosa para evitar
que se viera y lograr que su vestido de noche luciera en toda su
magnitud. Lista en la creación, pero inexperta en los negocios, patentó
el invento (número 1.115.674) el 3 de noviembre de 1914, hoy hace 100
años, y lo comercializó en su negocio Varesse Crosby, aunque vendió por
1.500 dólares la patente a Warner Corset Company, que facturó 15
millones de dólares 16 años después. El de Jacob fue un modelo a medida,
detalle importante. Porque según una encuesta de Sayfit, una marca de
Igualada especializada en corsetería, siete de cada diez mujeres no
utilizan la talla y copa adecuadas y nueve de cada diez desconocen cuál
es una y cuál la otra, con lo que la mitad de las dolencias mamarias
provienen de ello. Para que las señoras conozcan bien su talla, Sayfit
creó una campaña para todas las usuarias de su app para smartphones iOS y
Android que, en menos de un año, ha tenido más de 50.000 descargas, no
sólo para saber su talla sino también la dirección de la tienda más cercana para adquirirlo.
A la vista de las imágenes ilustrativas, vemos como los tiempos adelantan que es una barbaridad: no importa la talla, sino la actitud. Y el usarlo o no.
A la vista de las imágenes ilustrativas, vemos como los tiempos adelantan que es una barbaridad: no importa la talla, sino la actitud. Y el usarlo o no.