El escritor francés publica El amor y los bosques, en la que muestra la terrorífica realidad del maltrato psicológico a una mujer
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Éric Reinhardt, autor francés de El amor y los bosques./elcultural.es |
Éric Reinhardt
(Nancy, 1965) nos recibe en el salón de su casa de París, distrito X,
una mañana soleada del mes de junio. La vista es de una belleza
inimaginable desde allí, el inmenso ventanal enmarca la iglesia de la
Trinidad. Reinhardt es uno de los grandes nombres de la literatura
francesa actual. En todos sus libros, desde Le moral des ménages y Cendrillon hasta El sistema Victoria,
realiza profundos retratos de las mujeres en la sociedad de hoy en día.
Editor de libros de arte, recibió en 2012 el Globe de Cristal d'Honneur
por el conjunto de su obra.
Las novelas de Reinhardt se desarrollan entre la realidad y la ficción, aunque ninguna tanto como la última, El amor y los bosques
(Alfaguara), con la que ha conseguido en Francia un éxito unánime
(Premio Renaudot des Lycéens, Candidato al Premio Goncourt y finalista
del Premio Médicis). El escritor presenta la obra en el teatro del
Instituto Francés esta tarde, donde él mismo leerá unos fragmentos.
En El amor y los bosques el autor aparece como personaje
mostrando que esta obra ha sido producto de una realidad, de una
terrorífica realidad: el maltrato psicológico de una mujer. Bénédicte
Ombredanne, de clase media, inteligente, de pensamientos brillantes,
escribe al autor después de haberse sentido identificada con él tras la
lectura de uno de sus libros. A raíz de esta carta, que emociona al
autor, se encuentran en dos ocasiones en las que la mujer le confiará la
atroz realidad que vive junto a un marido maltratador.
- ¿Quién es Bénédicte Ombredanne y porqué ese deseo de mostrar que su novela es real?
- El libro se inspira en encuentros, sucesivos e importantes, con
diferentes mujeres. A partir de sus testimonios he construido al
personaje ficticio de Bénédicte Ombredanne, como un híbrido de todas
ellas y de sus experiencias. Todo empezó después de recibir una carta
que me pareció muy bella. Cuando la autora de la misma me contó su
historia comprendí que un día haría un libro sobre el maltrato. Me sentí
violentado por lo que me contaba. Me pareció terriblemente injusto que una mujer sensible, inteligente, con diplomas como ella pudiera ser tratada de esa manera.
- ¿Bénédicte Ombredanne es un personaje real?
- No. Su historia fue el detonante de mi novela pero no cuento su
historia. A raíz de esta persona recibí más mensajes de mujeres
maltratadas y un día, en un tren, conocí a una mujer que me había visto
en la tele y que al oírme hablar pensó que si alguien debía escribir una
novela sobre su vida, ese tendría que ser yo.
- Su novela se mete en la piel de estas mujeres que no consiguen salir
de la situación en la que se encuentran. Muchas veces, como es el caso
de Bénédicte Ombredanne, ni siquiera tienen el valor de hablar sobre
ello...
- Me he puesto en su lugar. He escrito este libro pensando en un traumatismo que hubiera vivido yo mismo. Mi
propósito fue el de ser ella, para poder mostrar al lector su
sufrimiento de la forma mas íntima posible. Por eso, es mi libro mas
personal. Lo que pasa en las casas de estas familias, nadie es
capaz de decirlo. Esta mujer del tren vino a mí para que a través de la
literatura, denunciara esta situación y ayudara a otras mujeres a
salvarse. Por un lado mi libro nace del relato de esta mujer y, por
otro, incluyo otros testimonios. Nada de lo que cuento es ficción. Nunca
hubiera podido inventar esas cosas yo mismo.
- El personaje de su novela no deja a su marido a pesar de tener todas
las cartas a su favor para conseguir una vida agradable. Su actitud
derrochista, sulfura al lector. ¿Porqué piensa usted que Bénédicte
Ombredanne prefiere seguir con la persona que le destroza la vida?
- Ante este personaje, yo estoy igual que usted. También me hago
preguntas. El marido de Bénédicte Ombredanne no la deja partir. Si ella
decidiera marcharse, sería una locura. Tampoco ella es una persona que
esté a gusto en la realidad, que sepa afrontar los conflictos, la
adversidad. Forma parte de esas personas que están mejor en su mundo interior.
Es la inversa de mi heroína precedente, que sueña con la victoria.
Bénédicte Ombredanne convierte su vida en belleza a través de los
sueños, las fantasías, la esperanza. No a través de la realidad.
- El tema de la multiplicidad de los seres que nos constituyen me ha
interesado muchísimo. Dentro de una persona existen por lo tanto
diversos YOS que pueden ser hasta contradictorios. ¿Es por eso que
Bénédicte Ombredanne elige el de la victima?
- No creo que elija. Todo fue una serie de malas decisiones que han
proyectado al personaje en una vida que no es la que ella soñaba. Vive
una traición cuando es joven, aparece este segundo marido que le propone
un trato y acaba casándose con él, para tener una vida tranquila y los
hijos que deseaban. “Por qué no”, se dice.
- Es usted un defensor de los ideales, ¿está de acuerdo con esta actitud?
- Siempre es un error seguir los “por qué no”. Es una capitulación. Nunca hay que cesar de ser idealista. Nunca hay que dejar de esperar lo mejor de la vida. Nunca hay que renunciar.
Cuando uno empieza a renunciar, a decirse “vale, por qué no, es mejor
que nada”, “a lo mejor este hombre es mejor de lo que imagino”, es ahí
donde empieza el horror. Bénédicte Ombredanne renuncia a sus sueños.
Todos conocemos a este tipo de personas que para salvar sus vidas se
atan aún más. Como los que tienen un hijo para salvar su matrimonio.
Creen liberarse, enriquecer sus vidas de algo diferente, cuando en
realidad hacen todo lo contrario. Cuando Bénédicte Ombredanne se da
cuenta de lo que ha hecho, ya es tarde. Intenta recuperarse con sus
hijos, ser una buena madre.
- Pero no tiene el menor entendimiento con ellos. Su hija adolescente
Lola está del lado del padre. La imagen que da de la familia es muy dura
entre un hombre que la maltrata y unos hijos que no la comprenden.
- Él es el que pone a sus hijos en contra de su madre. Bénédicte
Ombredanne es muy rígida con su hija como lo es con su propia vida. Está
agotada. Su marido no la deja dormir. Lo único que no quiere es que su hija tenga su misma vida y se vuelve de una rigidez extrema con Lola que además es adolescente. Su conflicto viene de este malentendido.
- Usted dice que de su libro no ha inventado nada, que todos los hechos
le han sido transmitidos por otras personas. Entonces, ¿dónde está el
escritor y porqué es una novela y no un libro de testimonios?
- Es novela por su forma. Empiezo con una mujer que lee, cuenta, el
relato, luego toma el relevo su hermana. Es la forma que permite
descubrir que se trata de una novela, una obra de arte. Cuando escribo busco hacer una obra de arte.
Dentro de esta forma, la historia me fue contada por varias voces. Yo
lo que hago es fabricar una escritura hilando esos fragmentos. Quería
confrontar al lector con la fuerza y la violencia de esta historia pero
sin hacer el menos análisis psicoanalítico.
- En todas sus novelas hace un retrato de la mujer en el siglo XXI, siempre con la misma profundidad, pero siempre diferente. El amor y los bosques
nace de un sinfín de testimonios que usted recibe de muchas mujeres,
¿piensa que el maltrato, la falta de igualdad entre el hombre y la
mujer, es uno de los grandes males del siglo XXI?
- Podemos considerar que en nuestras sociedades occidentales el combate
está ganado, que la mujer es igual que el hombre, pero estamos muy lejos
de ello. En eso me considero un hombre feminista. Como lo dije en mi
anterior novela, El sistema Victoria. La novela trataba de la
lucha de una mujer por alcanzar el poder. En este libro, rompo los
esquemas tradicionales del hombre y la mujer. La mejor manera de
luchar contra la segregación en el caso de las mujeres es luchando
contra los clichés que nos inculca la sociedad, la educación,
desde hace generaciones. Hay que levantarse contra la obligación de ser
hombre conforme a las ideas que uno se hace del hombre. O, al revés,
mujeres que se sienten obligadas a actuar como mujeres. Si la gente
viera que se puede ser “hombre” con una gran sensibilidad o fragilidad,
que se puede ser “mujer”, pero sentir amor hacia el poder, la guerra y
la lucha, entonces conseguiremos dar un paso importante hacia la
igualdad de los géneros. Todavía queda mucho trabajo por hacer.