lunes, 2 de septiembre de 2013

El canon Fitzgerald

El autor de El gran Gatsby  dictó a una enfermera que trataba de mantenerlo alejado del alcohol una lista con los 22 libros a su juicio esenciales, sólo cuatro años antes de su muerte

Francis Scott Fitzgerald cuando la vida lo tenía en la mira de la popularidad./elcultural.es
En 1936, Scott Fitzgerald , con 40 años, era un ser psíquicamente tambaleante. Los excesos alcohólicos, una constante en su vida desde que era universitario, le habían dejado el ánimo arrastrado por los suelos. El autor estadounidense había plasmado sus viajes por los abismos y los altibajos de su mente en unos ensayos publicados en la revista Esquire (luego serían agrupados en un volumen titulado The Crack-Up). En este libro, en el que disecciona los males que le condujeron a la muerte sólo cuatro años después, confesaba: "mi vida habia sido un despilfarro de recursos que de hecho no poseía, que había estado hipotecándome fisica y espiritualmente hasta el cuello".

Su mujer, Zelda, no andaba mejor. Era carne de psiquiátrico. En abril de ese año acababa de ingresar en el Highland Mental Hospital de la localidad de Asheville (institución en la que murió 12 años más tarde en un incendio del que no pudo escapar por estar encerrada en una habitación, a la espera de la aplicación de una terapia de electroshocks). En Asheville también se recluyó el autor de El gran Gatsby, en el Hotel Grove Park Inn. Allí, en los días borrascosos, montó escándalos mayúsculos.


Detalle de la lista manuscrita, de The Matthew J. and Arlyn Bruccoli Collection of F. Scott Fitzgerald, University of South Carolina Libraries.

Un intento de suicidio provocó una de esas convulsiones en la apacible cotidianeidad del hotel. Es de hecho la intención que aprecia Michael Cody, de la Universidad de Carolina del Sur, detrás de un incidente protagonizado por Scott Fitzgerald, cuando disparó un revolver. Luego se fracturó un hombro en la piscina. La dirección del establecimiento exigió que alguien se hiciera cargo de su vigilancia y sus cuidados.
Ahí entra en escena la enfermera Dorothy Richardson, que asumió la responsabilidad de mantener a raya al conflictivo huésped. Un reto serio. La idea era que le hiciese compañía y lo tuviera alejado del alcohol. En esos días trabaron estrecha amistad, lo que resulta curioso si se tiene en cuenta que su papel en esta película era el de poli malo. Al fin y al cabo ella era un obstáculo entre Fitzgerald y sus anhelados licores.
El escritor, en ese clima de confianza, incluso se propuso refinar la formación literaria de su cuidadora. Con ese propósito (que no está claró si surgió como iniciativa propia o a instancia de Richardson) le dictó un día una lista que tituló: "Los 22 libros que Scott Fitzgerald considera esenciales". La enumeración incluye veinte autores. Casi todas las referencias son títulos concretos: Casa de muñecas, de Henrik Ibsen; Winesbourg, Ohio, de Sherwood Anderson; Rojo y negro, de Sthendal... Aunque también contenía algunas indicaciones genéricas: "Las obras de Oscar Wilde. La lista demuestra su apertura de criterios, ya que no falta la ficción, claro, pero tampoco la poesía ni el ensayo.

Listado completo: 

La hermana Carrie de Theodore Dreiser
La vida de Jesús de Ernest Renan
•Casa de muñecas de Henrik Ibsen
Winnesburg, Ohio de Sherwood Anderson
•The Old Wives Tale de Arnold Bennett
•El halcón maltés de Dashiel Hammett
Rojo y negro de Stendhal
Cuentos completos de Guy de Maupassant
•An Outline of Abnormal Psychology de Gardner Murphy (Ed.)
Cuentos completos de Anton Chejov
Las mejores historias de humor americano, edición de Alexander Jessup
•Victoria de Joseph Conrad
La rebelión de los ángeles de Anatole France
Las obras de teatro de Oscar Wilde
•Santuario de William Faulkner
Por el camino de Swann, A la sombra de las muchachas en flor y El sendero de Guermantes de Marcel Proust
Viento del sur de Norman Douglas
Fiesta en el jardín de Katherine Mansfield 

Guerra y Paz del Conde Lev Tolstoi
Poesía completa de John Keats
•Poesía completa de Percy Bysshe Shelley