No sé si por pereza o por falta de talento, o quizá por una insólita combinación de ambas, pero lo cierto es que a día de hoy nunca he escrito una novela
Por lo menos esa es la
versión oficial. Así que quién mejor que yo, que tengo una amplia
experiencia en ese sentido, para elaborar un decálogo sobre cómo no
escribir una novela. No pretendo estar a la altura de
los formidables consejos de Biel Perelló, pero cualquiera me reconocerá que para dar consejos como los suyos hay que ser, como mínimo, Biel
Perelló.
1. No leas nada
Si lees demasiadas novelas tal vez corras el riesgo de averiguar
qué es lo bueno y qué lo malo, qué funciona y qué no. Especialmente no
leas nada del género sobre el que no vas a
escribir ninguna novela. Cada género tiene sus reglas y convenciones
y solo cuando se conocen se pueden utilizar con propiedad, subvertir o
evitar clichés. Y quizá ‒solo quizá‒ seas capaz de usar
ese conocimiento en provecho propio.
2. No escribas nada
Limítate a repetir sin parar a todo el mundo que quieres escribir
o que vas a escribir una novela próximamente pero ni se te ocurra
empezarla. Ponte todo tipo de excusas peregrinas
como que no tienes tiempo o que la empezarás cuando estés inspirado o
cuando llegue el Bloomsday por aquello de homenajear a Joyce.
3. Infórmate de cuáles son las últimas modas
Si finalmente decides escribir, escribe lo que le gusta a la
mayoría. Ten en cuenta que salvo las ultimísimas novedades todo lo que
era popular ha dejado de serlo. Es más, cualquier
libro que esté más allá de un par de meses en la sección de
novedades de tu librería más cercana está pasado de moda. Si terminas
hoy mismo una novela, entre que la envías a decenas de
editoriales, una la elige y sale publicada seguramente estarás
sacando al mercado un libro del año pasado. Como mínimo.
4. No uses ideas propias si puedes usar las de otras personas
¿Para qué inventar tramas o personajes nuevos cuando se puede expoliar Crepúsculo, Harry Potter, El señor de los anillos o Canción de hielo y fuego? Si
a otros les ha funcionado tan bien, ¿por qué no iba a funcionarte a ti? Limítate a hacer un fan fiction
con alguno de tus libros favoritos, o en su defecto con un libro que
esté de moda.
Eso te garantizará de entrada unos cuantos lectores. No tengas
problemas con los derechos de autor. De todos modos nadie te va a
publicar una historia como esa.
5. Utiliza como mínimo una Mary Sue, y a poder ser dos
Al fin y al cabo las novelas sirven para evadirse de la dura y
cotidiana realidad y huir a mundos de fantasía y sexo desenfrenado. La
receta para conseguir a tu propia Mary Sue es
sencilla: solo tienes que ponerte a ti mismo como protagonista de tu
historia ‒no importa si eres hombre o mujer‒. Ahora ponte más
atractivo, más inteligente, más fuerte, más valiente, más rico
y, a poder ser, con superpoderes o con capacidades mágicas o
sobrenaturales. Por supuesto, todos los personajes serán blancos
occidentales de clase media. No olvides que si vas a juntar a dos
personajes femeninos es imprescindible como mínimo una conversación
sobre hombres.
6. Tu novela acaba cuando escribes «The end», como en las películas americanas
Seguro que estás deseando escribir la palabra «Fin» en la última
página de tu manuscrito para descorchar la botella de champagne que
guardas en la nevera. Por supuesto que una vez
que hayas escrito la palabrita tu novela habrá acabado y tú ya serás
un escritor en toda regla. No hay que releerlo para asegurarse de que
todo tenga sentido, de que esté escrito correctamente y
tenga consistencia. No hay que tomar notas sobre nada ni hay que
cambiar ni una sola palabra. ¿Qué importa que el manuscrito esté lleno
de faltas de ortografía, errores gramaticales o fallos de
coherencia?
7. No le enseñes tu novela a nadie
Si lo haces corres el riesgo de que quizá alguien quiera
publicarla. Mejor guardarla en un cajón como si fuera un hijo secreto.
Si van Gogh no vendió cuadros en vida quizá a ti te
publiquen tu novela cuando te mueras. Eso sí, si al final decides
mandarla a editoriales mándala sin dejar que nadie competente y de
confianza la lea primero. Tal vez descubran que no era la obra
maestra que tú pensabas y desmonten tu teoría sobre la negligencia o
la injusticia del mundo editorial.
8. Si envías tu novela envíala a discreción
¿Qué importa que tu novela no encaje en la línea de esa editorial?
Ellos solo publican poesía pero no podrán rechazar tu novela de ciencia
ficción. Quizá descubran lo maravillosa que es tu
novela romántica para mujeres de mediana edad y se sentirán
obligados a publicarla aunque se solo dediquen a libros infantiles
ilustrados.
9. No tengas paciencia y ríndete ante la primera negativa de una editoriales
No pienses que tu manuscrito lo va a leer el becario de turno.
Seguramente cuando vean que es tuyo se lo pasarán directamente al
director de la editorial. Eso no debería llevar más que un
par de semanas. Si no te contestan o te envían una respetuosa
negativa cágate en todo lo cagable y después ve preparando una hoguera.
Ignora que grandes escritores enviaron sus manuscritos a
decenas de editoriales antes de triunfar. Ignora, por ejemplo, que
J.K. Rowling envió Harry Potter a doce editoriales antes de que Bloomsbury lo publicara.
10. No te saltes ni una sola regla. Nunca
Como todo el mundo sabe, todo decálogo respetable debe incluir al
final una regla que te invite a saltártelas todas invalidando
descaradamente todo el discurso ¿De qué sirven todos los
consejos si al final te pido que los pases por alto y hagas lo que
te dé la gana? Pero este es un decálogo serio. Cumple escrupulosamente
estas reglas o de lo contrario acabarás escribiendo una
novela que merezca mínimamente la pena. Y no es eso lo que queremos.