martes, 29 de julio de 2014

Escritor, si te bloqueas usa una rueda de argumentos

El bloqueo es quizá uno de los momentos más terribles al que tarde o temprano tiene que enfrentarse casi todo escritor

 
Rueda de argumentos para romper bloqueos de escritor./lapiedradesisifo.com
En su relato «El cadillac de Dolan», recogido en el volumen Pesadillas y alucinaciones, y más tarde en el ensayo Mientras escribo, Stephen King se refiere a un curioso método para superar la temible parálisis ante la hoja en blanco. Se trata de un artilugio que él bautiza con el nombre de «rueda de argumentos de Edgar Wallace». El tal Edgar Wallace fue periodista y escritor de novela negra que sería recordado más que por su labor como literato por ser el autor del guión original de la película King-Kong.
 
   Según cuenta King, la rueda de argumentos inventada por Wallace era un invento sencillo que consistía en dos círculos de cartón superpuestos. En el de abajo había escritas una serie de líneas argumentales como por ejemplo «una aparición fortuita», «la heroína se declara», «un asesinato», «un accidente», «una explosión», etc., mientras que en el círculo superior había una pequeña ventana que permitía ver una sola de las frases. De tal manera que cuando el escritor se quedara atascado, era suficiente con darle vueltas al ingenio hasta que la ventana quedara sobre una de las líneas argumentales y proseguir con el escrito.
 
   Sin embargo, más allá del testimonio de King, que llega a decir incluso que Wallace patentó su invento y lo vendió como rosquillas, no queda constancia alguna de que la rueda de argumentos de Wallace llegara a existir. Diez años antes de que King lo mencionara por primera vez Michael Crichton habla de una rueda similar en su ensayo Electronic Life, e incluso anticipa un programa de ordenador capaz de realizar la misma función ‒algo así como el abuelo de aplicaciones del estilo de iDeas para escribir‒. Crichton dice que el inventor del aparato es un «famoso escritor de misterio», lo que encaja en la descripción de Wallace, pero no llega a dar su nombre.
 
   Aunque hay otro escritor que también podría corresponderse con la descripción que hace Crichton: Erle Stanley Gardner, conocido sobre todo por haber escrito más de cincuenta novelas del abogado detectivesco Perry Mason. De Gardner sí nos ha llegado una rueda de argumentos, pero es difícil saber si el ingenio es original o si es que tomó algunos de los modelos que se empezaron a hacer populares a partir de los años 20. Al fin y al cabo, son fáciles de fabricar y sus posibilidades solo están limitadas por la imaginación. Amén de ser un reto para el desarrollo de la escritura creativa.