El escritor murió en Suiza en 1986 y
fue enterrado allí. Grisélidis Réal, nacida en Lausana, pasó su infancia
en Alejandría, estudió arte en Zurich y, en el apogeo de la Guerra
Fría, se convirtió en la prostituta más valorada de Ginebra y Munich
No sólo la lápida de piedra blanca con frases en inglés y en escandinavo antiguo contiene los misterios de la tumba de Jorge Luis Borges. El genial escritor argentino murió en Ginebra en 1986 y allí fue
enterrado bajo un árbol, llamado if, que florece en los años impares.
La lápida con sus inscripciones, para muchos indescifrables, fue el
homenaje de su viuda, María Kodama. Pero, casi al lado de la tumba de
Borges, hay otra que la sombra del árbol if también alcanza a proteger. A
pocos pasos y rodeada por una diminuta verja de madera se alcanza a ver
donde yace Grisélidis Réal. Una sencilla placa metálica parece decirlo
todo: “Ecrivain-Peintre-Prostituée, 1929-2005” (escritora, pintora,
prostituta).
Grisélidis, nacida en Lausana, Suiza, pasó su
infancia con su padre en Alejandría y Atenas, estudió arte en Zurich
hasta que en 1961, en el apogeo de la Guerra Fría y cuando Suiza era un
centro de espías de todos los bandos, se convirtió en la prostituta más
valorada de Ginebra y luego de Munich.
En Alemania era una de las figuras del burdel Schwabing. Entre sus libros, que son pocos, se encuentran títulos provocativos: El polvo imaginario y El negro es un color, escrito con alto voltaje erótico en homenaje a uno de sus amantes.
Fue defensora de los inmigrantes y de los marginales. Y se consideraba precursora del feminismo. Sus pinturas no trascendieron.
Antes
de morir, Grisélidis insistió en ser merecedora de un reconocimiento y
exigió ser enterrada en Plainpalais, una especie de templo al aire libre
en el corazón de Ginebra al final de la rue de la Sinagogue, con el
césped recién cortado y ese aire fresco que sopla desde el lago Leman.
Tal
vez, por haberse inspirado en esa frase extraída de un poema sajón y
traducida como “y que no temieran” que corona la lápida de Borges,
Grisélidis batalló hasta el final.
Y lo logró con un entierro que
mezcló a los desamparados con la elite de funcionarios de organismos
internacionales y hasta con algún propietario de las marcas de relojes
de lujo. Cuenta la leyenda que era una persona de baja cuna y de alta
cama.
¿Qué diría Borges? Como si se tratara de la intrusa de su
cuento, Clarín le consultó a María Kodama, el pasado 14 de julio en la
embajada de Francia en Buenos Aires. Kodama solo atinó a decir: “No me
hables, estoy indignada”.
Plainpalais, conocido también como el
cementerio de los reyes, tiene casi tres manzanas y se ubica en el
centro de Ginebra. En otro símbolo de lo que es Argentina, Borges y el
compositor Alberto Ginastera, ambos nacidos en Buenos Aires, son los
únicos del continente americano allí. Están junto a Jean Calvino, el
gran reformador del cristianismo, los escritores Robert Musil y Denis de
Rougemont y el psicólogo Jean Piaget. La dirección exacta es 10 de la
rue des Rois. Abre todos los días de 7.30 a 19.