El gigante de Internet ofrece pagar a los afectados el cien por ciento del precio de la venta de los e-books
Lejos de amainar, el conflicto que enfrenta a Amazon con editoriales de Alemania, Estados Unidos y Reino Unido
va a peor. Grandes nombres de la literatura estadounidense, desde Paul
Auster hasta Stephen King, Tobias Wolff o la última ganadora del premio
Pulitzer, Donna Tartt, han entrado por primera vez en este
enfrentamiento con una carta abierta promovida por el autor de bestsellers
Douglas Preston en la que acusan a Amazon de "tomar a los libros como
rehenes". El último episodio ha sido la oferta del gigante de las
compras en Internet, que se dirigió la semana pasada directamente a los
autores afectados por la guerra comercial y les dijo que, si Hachette
estaba de acuerdo, podrían llevarse el 100 % del importe de cada e-book que se venda. Tanto el grupo editorial como la asociación de escritores han rechazado tajantemente la oferta.
La propuesta de Amazon está dirigida a autores de Hachette –que forma parte del grupo francés Lagardère–, agentes literarios y la presidenta de la Asociación de Autores de EE UU, Roxana Robinson. "Mientras dure la disputa, los autores recibirán el 100 % del precio de venta de cualquier de sus libros en formato e-book que vendamos. Tanto Amazon como Hachette renunciarán a todos los ingresos y beneficios por sus libros hasta que se llegue a un acuerdo". "Si vendemos un libro a 9,99 dólares el autor recibirá 9,99 dólares, mucho más de lo que normalmente consigue. Si Hachette está de acuerdo podemos aplicar la oferta en 72 horas", señala la carta, según el texto facilitado por un portavoz de Amazon.
La Asociación de Escritores de Estados Unidos ha declinado la oferta en una carta firmada por su vicepresidente, el novelista Richard Russo, que se muestra dura con la compañía de Seattle, aunque también reparte estopa a los editores tradicionales, a los que acusa "de no haber sido justos con los beneficios de los e-books" y mantiene que "eso tiene que cambiar". "A lo largo de los años, nuestra asociación se ha opuesto a las tácticas de Amazon, no porque seamos anti-Amazon sino porque creemos que la compañía se ha pasado de la raya y amenaza el ecosistema editorial, ya que pone en peligro tanto el modo de vida de los autores como incluso el futuro de lo que representa ser un autor". "Creemos que el ecosistema del libro tiene que ser tan diverso como sea posible, y albergar a grandes editores, pequeños editores, Amazon, Apple, Barnes & Noble y a librerías independientes, e-books y libros impresos. Pero creemos que ese ecosistema no puede sobrevivir si alguna de las entidades que participan en él quiere destruir a otras", prosigue la carta, difundida por la propia asociación.
La otra misiva de escritores ha reunido en apenas unas semanas las
firmas 500 autores, a los que Douglas Preston pide que escriban
directamente a Jeff Bezos para que cambie su estrategia. "Como
escritores –algunos, pero no todos publicados por Hachette– creemos
firmemente que ningún librero debe bloquear la venta de libros, impedir o
disuadir a los clientes de comprar los libros que quieran", prosigue
esta carta que firman más de 500 narradores. "Hemos hecho ganar a Amazon
muchos millones de dólares y en los últimos años hemos colaborado, de
forma gratuita, con la empresa. Esta no es manera de tratar a un socio
comercial. Tampoco es la forma correcta de tratar a tus amigos. Sin
tomar partido en la disputa contractual entre Hachette y Amazon, pedimos
a Amazon en los términos más rotundos posibles que ponga fin a un
enfrentamiento que daña el sustento de los autores con los que ha
construido su negocio. Ninguno de nosotros, ni los lectores ni los
autores, se beneficia cuando los libros son tomados como rehenes".
La disputa comercial entre Amazon y los editores se desarrolla en varios frentes. En Estados Unidos, mantiene abierto un conflicto con la filial del grupo Hachette sobre el reparto de los porcentajes que se llevan vendedor y editor sobre los libros. Al no alcanzar un acuerdo, tomó una serie de medidas contra los volúmenes de esta editorial, que afectan a autores tan difundidos como J.K. Rowling, como retrasar su envío, subir el precio o retirar el botón que permite pedir libros por adelantado antes de que se publiquen. En Alemania está teniendo lugar una disputa similar con las filiales del grupo sueco Bonnier y las medidas contra los autores son similares. Amazon ya controla en torno al 60 % del mercado del libro en EE UU y cerca del 25 % en Alemania. En el caso de los libros electrónicos, domina en torno al 65 %.
La revista británica del sector The Bookseller reveló a finales de junio que la guerra comercial ha llegado además al Reino Unido, y que esta vez afecta a pequeños editores no a gigantes como Hachette o Bonnier. Según este medio, que cita fuentes del sector con conocimiento de los contratos, Amazon ha cambiado las cláusulas en los acuerdos que firma con las editoriales independientes con una exigencia que resulta especialmente preocupante para ellos: si el editor se queda sin ejemplares de un determinado título, Amazon podría enviarlo a un posible comprador con un sistema de impresión a medida (print on demand).
Algunos actores de la industria del libro creen que la estrategia de Amazon es reducir paulatinamente el papel de las editoriales. Ofertas como la de pagar a los autores el 100 % del importe de un libro en medio de la disputa comercial o imprimir directamente los libros que una editorial no tenga en su depósito formarían parte, según diferentes editores, de esta estrategia. "Los editores temen que la cláusula de impresión a medida permitiría a Amazon controlar de hecho sus stocks", escribe The Bookseller.
Amazon, una empresa tradicionalmente muy secretista en los datos que difunde, insiste en una disputa de estas características es normal. "La negociación es el pan nuestro de cada día de cualquier comerciante. Tenemos miles de proveedores con los que estamos en contacto constante y con los que ajustamos constantemente nuestros acuerdos financieros", ha señalado a la revista alemana Spiegel el presidente de Amazon Alemania, Ralf Kleber. Sobre la carta de los escritores, un portavoz de Amazon dijo al diario británico The Guardian: "Nos tomamos muy en serio y lamentamos que una disputa comercial tenga un impacto sobre los autores".
La propuesta de Amazon está dirigida a autores de Hachette –que forma parte del grupo francés Lagardère–, agentes literarios y la presidenta de la Asociación de Autores de EE UU, Roxana Robinson. "Mientras dure la disputa, los autores recibirán el 100 % del precio de venta de cualquier de sus libros en formato e-book que vendamos. Tanto Amazon como Hachette renunciarán a todos los ingresos y beneficios por sus libros hasta que se llegue a un acuerdo". "Si vendemos un libro a 9,99 dólares el autor recibirá 9,99 dólares, mucho más de lo que normalmente consigue. Si Hachette está de acuerdo podemos aplicar la oferta en 72 horas", señala la carta, según el texto facilitado por un portavoz de Amazon.
La Asociación de Escritores de Estados Unidos ha declinado la oferta en una carta firmada por su vicepresidente, el novelista Richard Russo, que se muestra dura con la compañía de Seattle, aunque también reparte estopa a los editores tradicionales, a los que acusa "de no haber sido justos con los beneficios de los e-books" y mantiene que "eso tiene que cambiar". "A lo largo de los años, nuestra asociación se ha opuesto a las tácticas de Amazon, no porque seamos anti-Amazon sino porque creemos que la compañía se ha pasado de la raya y amenaza el ecosistema editorial, ya que pone en peligro tanto el modo de vida de los autores como incluso el futuro de lo que representa ser un autor". "Creemos que el ecosistema del libro tiene que ser tan diverso como sea posible, y albergar a grandes editores, pequeños editores, Amazon, Apple, Barnes & Noble y a librerías independientes, e-books y libros impresos. Pero creemos que ese ecosistema no puede sobrevivir si alguna de las entidades que participan en él quiere destruir a otras", prosigue la carta, difundida por la propia asociación.
Abajo firmantes
Entre los centenares de firmantes de la carta que critica a Amazon por los métodos que utiliza en su guerra comercial con Hachette, se encuentran los principales escritores y ensayistas estadounidenses y británicos. Clásicos contemporáneos como Stephen King o Tobias Wolf firman la carta junto al novelista Paul Auster, el historiador Antony Beevor, la autora de best-sellers Tracy Chevalier o el periodista Harold Evans.La disputa comercial entre Amazon y los editores se desarrolla en varios frentes. En Estados Unidos, mantiene abierto un conflicto con la filial del grupo Hachette sobre el reparto de los porcentajes que se llevan vendedor y editor sobre los libros. Al no alcanzar un acuerdo, tomó una serie de medidas contra los volúmenes de esta editorial, que afectan a autores tan difundidos como J.K. Rowling, como retrasar su envío, subir el precio o retirar el botón que permite pedir libros por adelantado antes de que se publiquen. En Alemania está teniendo lugar una disputa similar con las filiales del grupo sueco Bonnier y las medidas contra los autores son similares. Amazon ya controla en torno al 60 % del mercado del libro en EE UU y cerca del 25 % en Alemania. En el caso de los libros electrónicos, domina en torno al 65 %.
La revista británica del sector The Bookseller reveló a finales de junio que la guerra comercial ha llegado además al Reino Unido, y que esta vez afecta a pequeños editores no a gigantes como Hachette o Bonnier. Según este medio, que cita fuentes del sector con conocimiento de los contratos, Amazon ha cambiado las cláusulas en los acuerdos que firma con las editoriales independientes con una exigencia que resulta especialmente preocupante para ellos: si el editor se queda sin ejemplares de un determinado título, Amazon podría enviarlo a un posible comprador con un sistema de impresión a medida (print on demand).
Algunos actores de la industria del libro creen que la estrategia de Amazon es reducir paulatinamente el papel de las editoriales. Ofertas como la de pagar a los autores el 100 % del importe de un libro en medio de la disputa comercial o imprimir directamente los libros que una editorial no tenga en su depósito formarían parte, según diferentes editores, de esta estrategia. "Los editores temen que la cláusula de impresión a medida permitiría a Amazon controlar de hecho sus stocks", escribe The Bookseller.
Amazon, una empresa tradicionalmente muy secretista en los datos que difunde, insiste en una disputa de estas características es normal. "La negociación es el pan nuestro de cada día de cualquier comerciante. Tenemos miles de proveedores con los que estamos en contacto constante y con los que ajustamos constantemente nuestros acuerdos financieros", ha señalado a la revista alemana Spiegel el presidente de Amazon Alemania, Ralf Kleber. Sobre la carta de los escritores, un portavoz de Amazon dijo al diario británico The Guardian: "Nos tomamos muy en serio y lamentamos que una disputa comercial tenga un impacto sobre los autores".