Un escritor solamente se muere cuando cae en el olvido.
Sé que por su desaparición física, que nos deja un enorme vacío de sus
columnas, va a lograr que varias de sus obras se lean, se relean...
Tengo un recuerdo nebuloso con su volumen de cuentos, El verano también moja las espaldas.
Lo leí en esa etapa primigenia y formadora de la adolescencia ávida de
lecturas, y me gustó. Desde entonces lo he seguido como lector voraz, a
ver qué nuevas literarias nos trae su prosa muy productiva.
En función de que cambié mis intereses
creativos de guionista, pasándome al predio de los escritores, me dio
por leermele casi toda su obra, porque desde esa nebulosa lejana de la
adolescencia, su fosforescencia literaria me obligaba reelerlo.
Entonces hice el trabajo lector de irme de adelante hacia atrás, es
decir, seguí con la última obra publicada, que para entonces 1999, hacía
su incursión en la novela negra con La modelo asesinada. Asistí,
años después, a un debate relámpago, como todos los que se dan durante
la feria del libro, donde él estaba al lado de Paco Ignacio Taibo II,
Nahum Montt, donde precisamente se trataba de debatir ese formato que en
las últimas décadas a tomado rumbos de boom mundial para tratar de
esclarecer el lado oscuro de la sociedad y el individuo.
Yéndome atrás, como ya era una figura
pública, recuerdo haberlo visto, como cualquier hijo de vecino, en la
fila para entrar a ver, en el desaparecido teatro Embajador del
centro(hoy sobrevive como multiplex de salas) la última película de la
saga del El padrino.
Otra vez coincidimos por esos azares de
las simetrías de la realidad, durante la enésima feria del libro,
ojeando de ojos, y hojeando de hojas, libros en promoción en el pabellón
de Panamericana. Recuerdo que lo seguí y el libro que compró fue La pianista de
Elfriede Jelinek, que resulta que ese mismo año, 2004 fue Premio Nobel.
Les recuerdo que el libro de marras estaba en cinco mil pesos, como la
feria es en abril, y la concecusión del premio Nobel se hace en octubre,
ese libro en la feria siguiente, ya costaba treinta y seis mil pesos.
Cosas de las acciones que logra el premio Nobel. García Márquez, estaba
traducido a 16 lenguas desde la publicación e impacto mundial de Cien años de soledad. Con el premio Nobel de 1982, se lo incluía a treinta y dos lenguas. Manes de los premios Nobel.
Collazos cobró permanencia por sus
columnas muy redondas acerca de los temas que a él le daban la gana
comentar y opinar, que suscitaban debate. Hasta querellas por calumnias
le tocó capear en Cartagena. Recuerdo que cerró durante el Uribato
maldito, la sección de comentarios porque el furibismo ramplón, de
unanimismo grosero y fundamentalista lo señalaba tontamente como un
auxiliador del terrorismo. Esos ocho años nefandos del maldito Uribato
le inspiraron escribir Señor Sombra.
Un escritor solamente se muere cuando
cae en el olvido. Sé que por su desaparición física, que nos deja un
enorme vacío de sus columnas, va a lograr que varias de sus obras se
lean, se relean...