Tercera entrega de la primera gran catedral literaria de este siglo, desmedida y provocadora
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La trilogía de Karl Ove Knausgård. |
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Karl Ove Knausgård. Escritor noruego. |
Se nos anuncia como la primera gran catedral literaria del siglo XXI.
Igual que las más importantes del XX, se inserta en la frontera entre
lo real y su relato ficticio, y al hacerlo desafía el etiquetaje
genérico. Lo vamos a llamar ficción documental para acercarnos al
propósito aparente de Knausgård: contar su vida rechazando las
herramientas clásicas del artificio novelesco, proyectando una especie
de cinta continua de vídeo en la que las palabras, a modo de fotogramas
casi sin editar, muestran todo lo que se ve. Un autorretato monumental
en los tiempos del selfie. Un detallismo elefantíaco en la época del Twitter.
El
primer rasgo distintivo es su aparente antiestrategia narrativa, que
consiste en contravenir las normas habituales a la hora de decidir lo
que se muestra o se esconde al lector: aparece todo lo que podría
molestar o indignar a los coetáneos, lo que entorpece la lectura, lo que
ralentiza el avance narrativo. El material favorito de Knausgård es el
que más aterraría a cualquier otro novelista por estar contaminado de
cotidianeidad. Él, en cambio, lo usa sin el menor pudor y el lector, una
vez superada la perplejidad, queda fascinado por esta redefinición
compleja del concepto de heroísmo novelesco que en resumidas cuentas,
lleva lo heroico a las arenas movedizas de la vida cotidiana. Y lo
entierra en ellas. La negación del artificio es un artificio en sí
misma. Y fingir que se escribe sin estilo es una eficacísima
herramienta estilística. El lector español, al principio, podrá
preguntarse erróneamente si tal vez hay un problema de traducción. El
tono parece desmañado, la vocación de lucimiento estilístico es nula.
Pasadas las páginas suficientes, comprendido al fin que, también en lo
estilístico, la elección se rige por la renuncia, ese antiestilo se
vuelve microscópico y poderoso.
La otra gran transgresión está en
el libérrimo descaro estructural. El narrador se detiene donde le dé la
gana y si emprende una digresión filosófica no retomará el hilo
narrativo (suponiendo que exista) cuando parezca conveniente por razones
de eficacia, sino cuando haya agotado ese camino y, si se tercia, las
bifurcaciones secundarias que se presenten. El viaje entre el suceso
recordado y el momento en que se recuerda está lleno de recodos
imprevisibles y atroces emboscadas.
Con esas herramientas
habíamos conocido hasta ahora el proceso de deterioro de un padre
alcohólico y despiadado en el primer volumen y, en el segundo, las
frustraciones del autor ante las mediocridades de su vida cotidiana como
padre de familia. Llega por fin la tercera entrega: La isla de la infancia. Como
lo que cuenta es estrictamente eso, los años primeros, marcados por el
traslado de la familia a la isla de Tromøya, Knausgård prescinde de sus
características digresiones radicales, de sus bifurcaciones
estructurales. El mundo familiar es el mismo. Incluso comprenderemos
mejor cómo era ese padre terrible y seguirá extrañándonos el papel de la
madre en la sombra. Pero esta vez el autor elige contar los sucesos tal
como los percibe la mente de un niño, sin especulación, con la cercanía
más absoluta. Tal vez los lectores más fanáticos de la serie lo
consideren una traición, pero no podrán negar la coherencia de adaptar
las herramientas narrativas a los sucesos narrados. Para ellos, un
pequeño consuelo: el cuarto tomo ha aparecido ya en idiomas más cercanos
y podemos avanzar que retoma los conceptos estructurales de los dos
primeros. Queda para otros espacios un debate que exigiría las más de
3.000 páginas que tiene el proyecto de Mi lucha en los seis tomos
de su edición original: ¿existe el artefacto sin artificio? ¿La
desnudez frontal y absoluta es el disfraz más opaco? ¿El único mecanismo
creíble de la memoria es la invención? Como todos los grandes
novelistas, Knausgård ha comprendido que reelaborar esas preguntas es
más interesante que darles respuesta. Ávidos, esperamos la cuarta
entrega ya.
MI LUCHA 3. LA ISLA DE LA INFANCIA / LA MEVA LLUITA 3. L'ILLA DE LA INFANTESA
Karl Ove Knausgård
Trad. Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo / Alexandra Pujol Skjønhaug
Anagrama / L'Altra.