Bernat Hernández, profesor de Historia
Moderna, reconstruye la vida del dominico que denunció la explotación
de los nativos americanos
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Grabado de Bartolomé de las Casas, realizado en 1791. / Biblioteca Nacional de España/elpais.com |
El hombre que puso negro sobre blanco los excesos de los españoles en
América fue un viajero desmesurado, que dejó en una nadería las idas y
venidas de Carlos V por media Europa. Por tierra o mar, Bartolomé de las Casas (1484-1566)
recorrió casi 108.000 kilómetros (suficientes para hacer ocho veces el
diámetro de la Tierra) por el mundo viejo y por el mundo nuevo. “Sus
recorridos por las tierras peninsulares y americanas, además de su viaje
a Roma, le convierten en un vencedor de los desafíos de la inmensidad
que se abrió ante los europeos a partir de mediados del siglo XV”,
escribe Bernat Hernández, profesor de Historia Moderna de la Universidad
Autónoma de Barcelona, en su biografía del personaje, publicada en la
colección de españoles eminentes de la editorial Taurus y la Fundación
Juan March.
El dominico es un personaje tan universal y estudiado que desde 1962
tiene su propia sección de estudios (el lascasismo). A lo largo del
tiempo ha inspirado obras de teatro, películas y una inacabable
colección de biografías. Hernández trata de liberarse “del peso de su
autobiografía” y opta por un recorrido cronológico para comprender el
pensamiento de un personaje complejo y a ratos paradójico. El
historiador recuerda que nunca dudó de la protección de los indios
mientras que inicialmente defendió la esclavitud de los negros
africanos. “Con sus feligreses, cuando es obispo en Chiapas, se muestra
tremendamente intolerante. En su Manual de Confesiones, dirigido a
españoles participantes en la conquista, defiende la negación de la
absolución en el lecho de muerte hasta que no se haya compensado el daño
causado”, explica Hernández.
Casi toda su vida y su obra, además, está oscurecida por un opúsculo:
la Brevísima relación de la destruición de las Indias, donde relata la
explotación de los nativos americanos por los conquistadores. Un
superventas de la época, que se tradujo de inmediato a varias lenguas y
que contribuyó a cimentar la leyenda negra hispánica.
“Da unas cifras sobrecogedoras, pero es un recurso retórico. Él buscaba
persuadir, conmover, describir lo que estaba ocurriendo en América”,
señala el historiador. Y lo consiguió: sus denuncias contribuyeron a un
cambio sociopolítico notable en el siglo XVI: “Se deja de hablar de
conquista. La Corona prohibe el término conquistador y se empieza a
hablar de poblador. En las Indias del siglo XVI el gran perdedor es el
indio, pero también el conquistador”.