Poesía de la A a la Z
Una antología de poemas chilenos escritos de forma clandestina durante la dictadura de Pinochet, fue editada después de casi 40 años. En la obra participan poetas reconocidos y escritores anónimos que enviaron sus textos desde los centros de detención. Además el libro cuenta con un prólogo original de Julio Cortázar
El bombardeo al Palacio de La Moneda. 11 de septiembre, 1973./Biblioteca del Congreso Nacional de Chile./revista Ñ |
En Febrero de este año se publicó en Chile un pequeño y extraordinario libro titulado La libertad no es un sueño: Recopilación de poesía chilena de la resistencia. La obra cuenta con un prólogo de Cortázar, amigo del escritor que compiló los poesías en la clandestinidad.
El libro es una antología de poemas de chilenos –reconocidos y anónimos- escritos durante la dictadura de Augusto Pinochet. Entre los escritores conocidos están Gonzalo Rojas, Ariel Dorfman, Antonio Skármeta y Jorge Teillier. Lo más fascinante de este compendio es que, junto con los poemas de estos reconocidos autores, coexisten textos clandestinos de autores anónimos escritos desde los campos de concentración.
“En el año 73 Raúl Silva-Cáceres, un crítico y poeta chileno, era agregado cultural en París. Después del golpe de Pinochet, Silva-Cáceres compiló estos poemas para publicarlos en Europa porque no se podían publicar en Chile, pero nunca logró hacerlo”, le contó Alexis Vega Bueno -uno de los creadores de Signo Editorial que publicó la antología- a Revista Ñ en la última edición de la Feria del Libro.
Pero Silva-Cáceres nunca se dehizo de los textos y le envió una cajita con todos los poemas a su amigo el escritor Edgardo Mardones. Vega Bueno, compañero de ajedrez de Mardones, junto al autor Jorge Calvo decidieron poner manos a la obra y publicar finalmente el libro.
La antología que fue titulada por Julio Cortázar,- amigo de Raúl Silva-Cáceres- además contiene un prólogo original del autor de “Rayuela”.
El documental del mismo nombre que la antología, La libertad no es un Sueño (que se puede ver en YouTube), narra la extraordinaria historia de este libro y describe en profundidad sus contenidos.
Para cerrar esta nota citamos el prólogo de Cortazar completo:
“El tiempo de Chile –tiempo que rebasa sus fronteras, realidad que nos envuelve con sus incansables látigos amargos- no es un tiempo para prólogos; por esto estas líneas no buscan serlo y si a algo aspiran es para formar parte de un libro que se quiere activo, inmediato, suma de combate contra el horror y el envilecimiento. Los poetas conocidos o anónimos, que llenan estas páginas, no necesitan otra presentación que sus poemas, que se dan como pedazos de un país desgarrado, coágulos de un interminable, multitudinario testimonio de vida frente a la muerte cotidiana, de libertad frente a las alambradas fascistas, tendidas de un extremo a otro de ese Chile, nacido para el viento, para el galope de sus caballos, para la alegría de las canciones y las danzas. Una vez más, en la dura historia del hombre, la poesía parece como la espuma de las alas, rompe contra la barbarie e invade con sus densos sumos los corazones cansados, las venas exangües. Un pueblo más que, nunca habitado por la esperanza, encuentra en estos poemas la voz y la cifra y la clave de hoy y del mañana; del fondo de las cárceles clandestinamente mucho de lo que aquí es prueba de una libertad indomable, del fracaso del horror contra la vida. Estos poemas tienen la simple y clara autenticidad que el pueblo sabe infundir a su protesta y a su combate. Yo los veo como esas humildes arpilleras bordadas por las mujeres chilenas y en las que la tragedia de madres, hijas y esposas brota desde pedazos de trapos, hilos de colores, paisajes inocentes, y al pie de frases como: “Sergio Reyes y Modesto Espinoza ¿Adónde los tienen?” O la visión nocturna de una aldea con muchos buscando en los tachos de basura un poco de comida, un pueblo vejado que se niega a agachar para siempre la cabeza, libro de imágenes los cantos y las músicas de la resistencia, libro de imágenes esta antología de poemas saliendo de Chile por las vías de la noche, para que compañeros lejanos los aprendan y los impriman y los difundan en el mundo.
El libro es una antología de poemas de chilenos –reconocidos y anónimos- escritos durante la dictadura de Augusto Pinochet. Entre los escritores conocidos están Gonzalo Rojas, Ariel Dorfman, Antonio Skármeta y Jorge Teillier. Lo más fascinante de este compendio es que, junto con los poemas de estos reconocidos autores, coexisten textos clandestinos de autores anónimos escritos desde los campos de concentración.
“En el año 73 Raúl Silva-Cáceres, un crítico y poeta chileno, era agregado cultural en París. Después del golpe de Pinochet, Silva-Cáceres compiló estos poemas para publicarlos en Europa porque no se podían publicar en Chile, pero nunca logró hacerlo”, le contó Alexis Vega Bueno -uno de los creadores de Signo Editorial que publicó la antología- a Revista Ñ en la última edición de la Feria del Libro.
Pero Silva-Cáceres nunca se dehizo de los textos y le envió una cajita con todos los poemas a su amigo el escritor Edgardo Mardones. Vega Bueno, compañero de ajedrez de Mardones, junto al autor Jorge Calvo decidieron poner manos a la obra y publicar finalmente el libro.
La antología que fue titulada por Julio Cortázar,- amigo de Raúl Silva-Cáceres- además contiene un prólogo original del autor de “Rayuela”.
El documental del mismo nombre que la antología, La libertad no es un Sueño (que se puede ver en YouTube), narra la extraordinaria historia de este libro y describe en profundidad sus contenidos.
Para cerrar esta nota citamos el prólogo de Cortazar completo:
“El tiempo de Chile –tiempo que rebasa sus fronteras, realidad que nos envuelve con sus incansables látigos amargos- no es un tiempo para prólogos; por esto estas líneas no buscan serlo y si a algo aspiran es para formar parte de un libro que se quiere activo, inmediato, suma de combate contra el horror y el envilecimiento. Los poetas conocidos o anónimos, que llenan estas páginas, no necesitan otra presentación que sus poemas, que se dan como pedazos de un país desgarrado, coágulos de un interminable, multitudinario testimonio de vida frente a la muerte cotidiana, de libertad frente a las alambradas fascistas, tendidas de un extremo a otro de ese Chile, nacido para el viento, para el galope de sus caballos, para la alegría de las canciones y las danzas. Una vez más, en la dura historia del hombre, la poesía parece como la espuma de las alas, rompe contra la barbarie e invade con sus densos sumos los corazones cansados, las venas exangües. Un pueblo más que, nunca habitado por la esperanza, encuentra en estos poemas la voz y la cifra y la clave de hoy y del mañana; del fondo de las cárceles clandestinamente mucho de lo que aquí es prueba de una libertad indomable, del fracaso del horror contra la vida. Estos poemas tienen la simple y clara autenticidad que el pueblo sabe infundir a su protesta y a su combate. Yo los veo como esas humildes arpilleras bordadas por las mujeres chilenas y en las que la tragedia de madres, hijas y esposas brota desde pedazos de trapos, hilos de colores, paisajes inocentes, y al pie de frases como: “Sergio Reyes y Modesto Espinoza ¿Adónde los tienen?” O la visión nocturna de una aldea con muchos buscando en los tachos de basura un poco de comida, un pueblo vejado que se niega a agachar para siempre la cabeza, libro de imágenes los cantos y las músicas de la resistencia, libro de imágenes esta antología de poemas saliendo de Chile por las vías de la noche, para que compañeros lejanos los aprendan y los impriman y los difundan en el mundo.
Nada de
esto se perderá. La libertad no es un sueño: el día en que irrumpa en
plena calle, lo hará con la fuerza y la belleza que le dan estos poemas,
el sonido de las canciones y el color de las arpilleras. Nada de todo
esto se perderá; ya está presente en el futuro de su pueblo.”