Ricardo Piglia analiza en este artículo, anticipo de la clase magistral que dará el viernes próximo en el Centro Cultural San Martín, el modo en que el autor de Operación Masacre abordó literariamente los puntos ciegos de la experiencia, esos acontecimientos imposibles de narrar, y cómo las parábolas y alegorías de las que se vale lo emparientan con Kafka, Borges y Brecht
Rodolfo Walsh, periodista y escritor argentino, autor de Operación Masacre./adncultura.com |
1.
Quisiera analizar el modo que tiene un escritor de contar una
experiencia extrema y transmitir un acontecimiento que parece de
antemano imposible de narrar. Me refiero al modo en que Walsh cuenta la
muerte de su hija Vicky -la joven guerrillera que muere en un
enfrentamiento con la represión militar- y escribe lo que se conoce como
"Carta a Vicky", que circuló clandestinamente en 1976.
Luego de reconstruir el momento en que se entera de la
muerte y el gesto que acompaña esa revelación ("Escuché tu nombre mal
pronunciado, y tardé un segundo en asimilarlo. Maquinalmente empecé a
santiguarme como cuando era chico"), Walsh escribe: "Anoche tuve una
pesadilla torrencial en la que había una columna de fuego, poderosa,
pero contenida en sus límites que brotaba de alguna profundidad". Una
pesadilla casi sin contenido, condensada en una imagen casi abstracta. Y
después escribe: "Hoy en el tren un hombre decía 'Sufro mucho, quisiera
acostarme a dormir y despertarme dentro de un año'". Y concluye Walsh:
"Hablaba por él pero también por mí".
Quisiera detenerme en ese movimiento, ese
desplazamiento, darle la palabra al otro que habla de su dolor, un
desconocido en un tren, que dice "Sufro, quisiera despertarme dentro de
un año". Es casi una elipsis, una pequeña toma de distancia respecto de
lo que está tratando de decir, un deslizamiento de la enunciación,
alguien habla por él y expresa el dolor de un modo sobrio y directo y
muy conmovedor. Hace un pequeñísimo movimiento pronominal para lograr
que alguien por él pueda decir lo que él quiere decir. Una lección de
estilo, un intento de condensar el cristal de la experiencia.
El mismo desplazamiento utiliza Walsh en el texto donde
cuenta las circunstancias en las que muere Vicky, "Carta a mis amigos".
Narra el cerco militar a la casa, la resistencia, el combate. Y para
describir lo que ha sucedido nuevamente le da la voz a otro. Dice: "Me
ha llegado el testimonio de uno de esos hombres, un conscripto". Y
transcribe el relato del que estaba ahí sitiando el lugar. "El combate
duró más de una hora y media. Un hombre y una muchacha tiraban desde
arriba. Nos llamó la atención la muchacha, porque cada vez que tiraba
una ráfaga y nosotros nos zambullíamos, ella se reía". La risa está ahí,
narrada por otro, la extrema juventud, el asombro, todo se condensa. La
impersonalidad del relato y la admiración de sus propios enemigos
refuerzan el heroísmo de la escena. Los que van a matarla son los
primeros que reconocen su valor, en la mejor tradición de la épica. Al
mismo tiempo el testigo certifica la verdad y permite al que escribe ver
la escena y narrarla, como si fuera otro. Igual que en el caso del
hombre en el tren, acá también hace un desplazamiento y le da la voz a
otro que condensa lo que quiere decir.
Quizás ese soldado nunca existió, como quizá nunca
existió ese hombre en el tren, lo que importa es que están ahí para
poder narrar el punto ciego de la experiencia. Puede entenderse como una
ficción, tiene por supuesto la forma de una ficción destinada a decir
la verdad, el relato se desplaza hacia una situación concreta donde hay
otro, inolvidable, que permite fijar y hacer visible lo que se quiere
decir.
Es algo que el propio Walsh había hecho muchos años
antes, en 1964, cuando trataba de contar el modo en que había sido
arrastrado por la historia. En el prólogo a la tercera edición de
Operación Masacre Walsh narra una escena inicial, narra digamos su
ficción del origen, y condensa así la entrada de la historia y de la
política en su vida. Está en un bar en la ciudad de La Plata, un bar al
que va siempre a hablar de literatura y a jugar al ajedrez y una noche
de 1956 se oye un tiroteo, hay corridas, un grupo de peronistas y de
militares rebeldes asalta al comando de la Segunda División del
Ejército, es el comienzo de la fracasada revolución de Valle que va a
concluir en la represión clandestina y en los fusilamientos de José León
Suárez sobre los que Walsh realizará la denuncia en Operación Masacre.
Esa noche Walsh sale del bar con los otros
parroquianos, corre por las calles arboladas y por fin se refugia en su
casa, que está cerca del lugar de los enfrentamientos. Y entonces narra.
"Tampoco olvido que, pegado a la persiana, oí morir a un conscripto en
la calle y ese hombre no dijo: ¡Viva la patria!, sino que dijo: No me
dejen solo, hijos de puta". Una lección de historia pero también otra
lección de estilo. Una vez más el desplazamiento que condensa un sentido
múltiple en una sola escena y en una voz. Este otro conscripto que está
ahí aterrado, que está por morir, es el que cristaliza una red múltiple
de significaciones. Un movimiento que es interno al relato, otra
elipsis, que desplaza hacia el otro la experiencia de la historia.
Walsh hace ver de qué manera podemos mostrar lo que
parece casi imposible de decir. La literatura sería el lugar en el que
siempre es otro el que viene a decir. O mejor, el estilo sería ese
movimiento hacia otra enunciación, una toma de distancia respecto de la
palabra propia.
2.
La capacidad de contar elípticamente está definida por
una cualidad, digamos, antinovelística: la brevedad, la rapidez, la
temporalidad quebrada, es decir, la capacidad de construir la historia a
partir de mínimas situaciones, escenas fugaces, líneas de diálogo. No
hay un desarrollo lineal -en el sentido narrativo tradicional-; el
relato avanza en ráfagas, con grandes cortes y escansiones, en destellos
de acción, instantáneos. En ese sentido las narraciones de Walsh están
ligadas a las pequeñas parábolas, las alegorías y las formas breves
típicas en la prosa de Kafka, de Borges o de Brecht.
El sentido de la ficción no es sólo lingüístico,
depende de las referencias externas del relato y de la situación
extraverbal. El traductor de su cuento "Nota al pie" rápidamente
comprende que la literatura no se escribe sólo con palabras: "Uno podía
saber cómo se dice una cosa en dos idiomas, y aun de distintos modos en
cada idioma, pero no sabía qué era la cosa". Mostrar esa verdad
referencial, pero nunca nombrarla, es una técnica narrativa clave en la
ficción de Walsh. Basta pensar en "Esa mujer", su cuento más conocido;
cualquiera puede leer el relato como la disputa entre dos hombres por el
cadáver extraviado de una mujer, pero hasta que no se sabe que esa
mujer -a la que nunca se nombra- es Eva Perón el relato no funciona. El
efecto de la ficción depende de una lectura capaz de reponer el contexto
y descifrar los sobreentendidos de la historia.
La definición más explícita de ese modo de leer aparece
en una entrevista de 1970 donde Walsh interpreta en clave política su
último relato, "Un oscuro día de justicia" (1968). El cuento se lee como
la historia de unos chicos irlandeses en un internado católico en la
provincia de Buenos Aires, pero Walsh insinúa que también se puede
interpretar de otro modo, reponiendo la situación histórica con su
referencia inmediata a los héroes salvadores que llegan desde afuera del
pueblo (como Guevara o Perón) para resolver los conflictos. El relato
alude muy tangencialmente al contexto que permitiría inferir la lectura
-más o menos alegórica- que propone Walsh. No hay ningún indicio en el
relato (salvo la palabra "pueblo" referida a la población del colegio)
que defina ese sentido.
Otro ejemplo todavía más claro y programático es el
modo en que Walsh en 1969 elige un cuento para una antología donde una
serie de escritores seleccionan el mejor relato que han leído. Borges,
Mujica Lainez, Sabato eligen cuentos muy previsibles, mientras que la
elección de Walsh define con claridad su poética narrativa: propone un
brevísimo relato chino anónimo, al que titula "La cólera de un
particular". Por un lado hace ver que la literatura no sólo pasa por los
grandes nombres sino que en el océano de los relatos también hay
ejemplos de extraordinaria eficacia narrativa. Por otro lado Walsh
politiza la lectura del apólogo chino con una referencia a la lucha de
los vietnamitas contra el imperialismo norteamericano. El cuento narra
una pequeña situación de resistencia a la autoridad y de coraje
individual y no hay nada en él que haga posible deducir ese contexto
histórico. Salvo la interpretación de Walsh, que lee esa historia
microscópica como un ejemplo imaginario -un exemplum fictum- de una
realidad ausente.
Hay algo de la construcción de la ostranenie -el "ver
de otro modo" de los formalistas rusos- en ese desplazamiento del
contexto que modifica el sentido. Se trata de cierta configuración
interpretativa, que está y no está en el texto, y depende del lector
para realizarse. El acontecimiento, el hecho, es el mismo, ha cambiado
el marco de referencia y por lo tanto su significado. La operación
política consiste en introducir un nueva perspectiva -un encuadre- que
permite ver de modo diferente lo real.
Más datos
El texto es un adelanto de la clase magistral que el
autor brindará en el ciclo del área de Letras del Centro Cultural
General San Martín el viernes 14 a las 19. La entrada es libre y
gratuita, pero requiere inscripción. Informes: http://www.centroculturalsanmartin.com/programacion-artistica/18-letras
- Cuentos completos
Rodolfo Walsh
Ediciones de la Flor
Esta flamante edición de los cuentos de Walsh incluye todos sus volúmenes de cuentos (Variaciones en rojo, Los oficios terrestres, Un kilo de oro y Cuento para tahúres y otros relatos policiales) y suma algunas narraciones y textos misceláneos nunca antes reunidos en forma de libro. También figuran dos entrevistas, entre ellas una de Ricardo Piglia, autor del prólogo.
- Operación Masacre
Rodolfo Walsh
Ediciones de la Flor
En este clásico de la investigación publicado en 1957 (y que algunos críticos consideran precursor del Nuevo Periodismo), el escritor descubre que hubo sobrevivientes de un fusilamiento de civiles durante la represión por el alzamiento del general Valle en 1956. Fue el primero de una serie de libros en los que utilizó el periodismo y la narración como instrumentos de intervención política.