La Habana confirma que un número importante de pinturas fueron robadas del Museo Nacional de Bellas Artes, al descubrirse que al menos una decena de ellas habían sido ofertadas en el mercado de arte cubano de Miami
La pintura de Eduardo Abela Carnaval Infantil será devuelta a Cuba. / Reuters./elpais.com |
Todo se reveló cuando Ramón Cernuda –coleccionista de arte cubano--
llamó a las autoridades de la isla para confirmar si la pintura que a él
le vendieron hace dos semanas en una galería de Miami había sido robada
del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
Tomó la llamada la vicepresidenta del museo, Luz Merino: dijo que no
había ningún reporte de robo, que iría a las bóvedas a averiguar y tres
horas después confirmó que sí. La obra que compró Cernuda fue hurtada de
los almacenes de la institución, aún no se sabe cuándo, junto a casi un
centenar de piezas valoradas en miles de dólares.
“Carnaval infantil”, del vanguardista Eduardo Abela , fue la primera
pieza del Museo Nacional de Bellas Artes que Ramón Cernuda encontró en
una galería de Miami a mediados de febrero. Un óleo sobre madera de
pequeño formato –30x20 centímetros—del periodo realista mágico –circa
1950-- estimado como la mejor época del pintor, por el cual pagó 15.000
dólares. “Detectamos que la obra era robada durante el proceso de
catalogación, cuando la vimos reproducida en un libro sobre Abela,
publicado en Sevilla, donde decía claramente que pertenecía a la
colección del Museo Nacional. Enseguida llamamos al museo”, ha dicho
Cernuda a EL PAÍS.
Cernuda es propietario de la galería Cernuda Arte de Coral Gables
desde 2000 y en otras oportunidades ha colaborado con la unidad especial
de crímenes de arte y antigüedades del Buró Federal de Investigaciones
(FBI). Hace dos años cooperó para que los agentes federales detuvieran
en su galería a un grupo de ladrones, que intentó venderle una decena de
obras del modernismo cubano –de René Portocarrero, Mariano Rodríguez,
Antonio Gatorno y Amelia Peláez— robadas en Miami. Luego de informar a
La Habana de su primer hallazgo, Cernuda volvió a la galería donde le
vendieron la pieza. “Al día siguiente, indagué qué más había allí.
Entonces me enseñaron diez Romañach, que habían sido mutilados con
cuchillo. Los ladrones habían cortado las obras para no tomarse el
tiempo de sacar los clavos de los bastidores”. Volvió a llamar a La
Habana. También esas obras pertenecían al museo.
El viernes 28 de febrero, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural
de Cuba confirmó públicamente que “detectó un importante faltante” en el
almacén de obras de la institución. “El acceso al local no había sido
violentado por lo que no puede precisarse la fecha exacta en que la
sustracción tuvo lugar (…) Los malhechores cortaron las obras
recolocando los marcos ordenadamente, por lo que a simple vista no se
podía detectar (el hurto)”, anunció la institución a través de un
comunicado. “La mayor parte de las obras sustraídas corresponden a Arte
Cubano, al periodo conocido como cambio de siglo (tránsito entre la
academia y la vanguardia) y especialmente piezas realizadas por Leopoldo
Romañach”, continúa el texto. “Las propias autoridades cubanas, de
manera menos pública, están estimando un robo de al menos 95 obras,
pudieran ser algunas más”, asegura Ramón Cernuda.
El Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana fue fundado en 1913 y
posee la más completa colección de arte cubano de los siglos XVI al XX.
No es la primera vez que ocurre un robo masivo de su colección, pero sí
es la primera oportunidad en que el Gobierno cubano promete que
divulgará información –imágenes y fichas técnicas-- de las obras
robadas. En 1995, otras 40 pinturas desaparecieron del museo, sin que
fuesen incorporadas oficialmente a las bases de datos internacionales de
arte robado; se sospechó entonces que fueron sustraídas con complicidad
de las autoridades. La Fundación Cintas, dedicada a la promoción de los
artistas cubanos en el extranjero, demandó sin éxito a la casa de
subastas Sotheby’s en España, por vender dos de esas piezas. Ese mismo
año, el Gobierno cubano dijo haber desarticulado una red de contrabando
de arte, conformada por cinco personas, y dirigida por el administrador
del museo. Esta vez, Cuba ha dicho que pondrá “a disposición de las
autoridades competentes, dentro y fuera del país, la relación total de
obras que han sido robadas de una institución oficial, y que pueden
estar a merced del tráfico ilícito a nivel nacional e internacional”. De
acuerdo a cifras de The Art Loss,
la más grande base de datos privada de arte robado, las pérdidas
anuales por la comisión de estos delitos a nivel mundial superan los mil
millones de dólares.
El “Carnaval infantil” de Eduardo Abela está ahora en manos del FBI y
será devuelta al Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, y “ya hay
un gran jurado evaluando la posible culpabilidad de alguien aquí, en
Estados Unidos”, según ha dicho Cernuda. Sobre el destino del resto de
la colección –cómo salieron las obras del museo y de Cuba, en cuánto
tiempo fueron robadas y si hubo funcionarios del Estado involucrados en
el proceso-- poco o nada se sabe.