Padura,
Piglia, Galeano entre los autores más solicitados en el evento
literario que se desarrolla hasta el 14 de este mes en España
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Leonardo Padura Fuentes, autor cubano de su celebrada novela, El hombre que amaba los perros. /latercera.com |
Galeano, Padura y Piglia forman el trío de ases latinoamericanos más buscados en la Feria del Libro de Madrid, en la que otras voces más jóvenes también tienen su lugar junto a los ya clásicos Cortazar, Borges, García Márquez o Neruda.
La antología Mujeres, publicada después de la muerte de Eduardo Galeano
(1940-2015), junto con Las venas abiertas de América Latina son obras
buscadas en esta feria de este escritor uruguayo fallecido en abril
pasado en Montevideo.
Esa es la constatación que hace César Antona de la veterana librería
Antonio Machado, fundada en Madrid en 1971, quien en esta 74 edición
inaugurada el pasado 29 de mayo detecta también interés por los lectores
que se acercan al parque de El Retiro por el escritor y crítico
literario argentino Ricardo Piglia (1941).
Un interés de los amantes de la prosa latinoamericana que el autor de
Antología personal o El camino de ida comparte con el cubano Leonardo Padura
(1955), el creador del detective Mario Conde, hilo conductor de sus
novelas policíacas, entre las que figuran Adiós Hemingway o Herejes.
Pero El hombre que amaba a los perros, donde las críticas a la
sociedad cubana alcanzan sus cotas más altas, es la obra más buscada de
Padura, según Manuel Gil de Tusquets, la editorial que la trajo en 2009 a
España y cuyas ventas no dejan de creer desde entonces por el "boca a
oreja" convertida ya en "ese libro que hay que leer".
Es la misma recomendación encarecida que hace Marcos Martínez de la
librería Juan Rulfo especializada en literatura de América Latina, en
cuya caseta en la feria madrileña también se vende mucho al argentino Patricio Pron (1975) (Nosotros caminamos en sueños) o a los mexicanos Pablo Raphael (1970) (Clipperton) y Juan Pablo Villalobos (1973) (Te vendo un perro).
Otras nuevas voces cuyos cantos literarios atrapan a los devoralibros tienen, por contra, nombre de mujer.
Mujeres distinguidas en 2015 con los premios Narrativa Breve Ribera del Duero y Anagrama: la argentina Samanta Schweblin (1978) y la chilena Carla Guelfenbein (1959), respectivamente, por Siete casas vacías, y Contigo en la distancia.
El conjunto de relatos sobre las relaciones humanas que contiene
Siete casas vacías fue uno de los que compró la Reina Sofía el día de
inauguración de la Feria de Madrid en la caseta de Páginas de Espuma,
según Encarnación Molina, encargada de la misma.
De esta misma editorial, Molina destaca el interés del público por la
"reina del microrrelato", la argentina Ana María Shua (1951), con
Cazadores de letras y Fenómenos de circo; por la mexicana Guadalupe Nettel (1973) con Después del invierno y El matrimonio de los peces rojos.
Un coro de voces al que se suman la argentina Claudia Piñeiro (1960)
con Una suerte pequeña y el reconocido escritor argentino Martín
Caparrós con El hambre.
En el ramillete de cuidadas editoriales agrupadas en Contexto (Libros
del Asteroide, Impedimenta, Nórdica, Periférica y Sexto Piso)
encuentran cobijo el chileno Alejandro Zambra (1975)
con su original Facsímil, el argentino Eduardo Bertí (1964) con El país
imaginado, el colombiano Juan Cardenás (1978)con Ornamento, el mexicano
Yuri Herrera (1970) con La transmigración de los cuerpos.
Estos "nuevos editores para nuevos tiempos" acogen también a la
multifacética dominicana Rita Indiana (1977) con La mucama de Ominculé o
a los mexicanos Carlos Velázquez (1978) con El karma de vivir al norte o
Fabio Morábito (1955) con El idioma materno.
Una amplísima presencia latinoamericana en la que destacan también el
boliviano Rodrigo Hasbún (1981) con Los afectos (Random House), el
colombiano Juan Gabriel Vásquez (1973) con Las reputaciones (Alfaguara) o
el mexicano Robert Wong con París D. F., premio Dos Passos editado por
Galaxia Gutenberg.
Mucho nuevo donde elegir, aunque los "incombustibles" Julio Cortázar,
Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, incluso
Roberto Bolaño siguen sin tener rival, según coinciden todos los
libreros y editores. "Volver a ellos es como un viento fresco", aseguran
varios.