viernes, 1 de mayo de 2015

Cinco grandes heroínas de la literatura femenina

Homenajeamos la figura de la mujer en la historia de la literatura universal recopilando cinco de los grandes personajes femeninos. Personajes que despuntan por su ruptura constante con los cánones sociales de sus respectivos contextos

Una lectora femenina./fucsia.co

La historia de la literatura universal está llena de grandes héroes masculinos, desde el Ulises de James Joyce, pasando por el mosquetero D’Artagnan del gran Alejandro Dumas o el siempre solvente Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle.
En ocasiones se olvida que ellas también han tenido un papel protagónico en las grandes obras literarias, aunque, por supuesto, en menor medida que sus homólogos hombres. Las concepciones patriarcales que han caracterizado la historia de la humanidad también se han trasladado a la literatura
Hasta la primera mitad del siglo XIX las letras alimentaron el ideario de mujer sumisa, dócil, reduciéndola a papeles más figurativos que protagónicos, de esposa, madre o hija. Roles secundarios o como complemento del primer rol masculino. 
Con el realismo emerge una nueva imagen de la mujer, la que se rebela y se deja llevar por sus pasiones e impulsos. Personajes que rechazan el puritarismo y el tradicionalismo de los cánones patriarcales. Las mujeres empiezan a irrumpir en el panorama literario con sus obras. Escritoras como Jane Austen, Emilia Pardo Bazán o Virginia Woolf, entre muchas otras, se atreven a desafiar las normas y abrir el camino para la expresión del talento femenino.

Celebramos el día del idioma recordando a cinco de esos grandes personajes femeninos. Heroínas que se han ganado un puesto en la literatura universal por su entereza y fortaleza.


1. Fermina Daza. El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
Mujer altiva y orgullosa. Ella es la personificación contemporánea de la mítica Helena de Troya, dividida entre el deber y sus pasiones.

La lucha incansable de Daza por preservar su libertad se ve disipada cuando acepta casarse por imposición con Juvenal. Sin embargo, Gabo no permitió que su personaje perdiese su rebeldía, que aparece estratégicamente dosificado a lo largo de la obra.

Insegura en ocasiones, impulsiva en cada decisión, carga con el sentimiento de culpa lógico de las personas que dejan atrás un gran amor por cuestiones que nada tienen que ver con los sentimientos.

2. Elizabeth Bennet. Orgullo y prejuicio de Jane Austen
Uno de los grandes personajes de la literatura de todos los tiempos. Limitada por los convencionalismos sociales de la época, sobresale por su inteligencia metódica y una educación y cultura muy por encima de su procedencia social. 

"Sólo estoy dispuesta a actuar de la manera más acorde, en mi opinión, con mi futura felicidad, sin tener en cuenta lo que usted o cualquier otra persona igualmente ajena a mí, piense"

Hace de su cultura y brillantez intelectual su baluarte para relacionarse con aquellos que hacen gala de una posición social más acomodada.
"A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia".

3. Viviana Sansón. El país de las mujeres de Gioconda Belli
Yo imagino un partido que proponga darle el país lo que una madre al hijo, cuidarlo como una mujer cuida  su  casa;  un  partido  “maternal”  que  blanda  las  cualidades  femeninas  con  que  nos  descalifican, como talentos necesarios para hacerse cargo de un país maltratado como este”.
Gionconda Belli desarrolla de forma magistral a este personaje, presidente del partido político PIE, conocido coloquialmente como “las eróticas”.

Viviana Sansón se presenta como una mujer independiente, dinámica, valiente e ingeniosa que, junto a sus compañeras de partido, quieren  imponer un modelo de gobierno y de sociedad basado en la igualdad y la justicia social en el país imaginario Faguas.

En su proyecto político Viviana introduce la legalización del aborto, dando a las mujeres la capacidad de decidir sobre su cuerpo. Con el fin de que esta decisión nunca se sustente en motivos económicos, consolida reformas laborales para que la mujer se beneficie de estabilidad e igualdad laboral al mismo nivel que sus compañeros hombres.

4. Jane Eyre. Jane Eyre de Charlotte Brönte
"Querido lector, espero que nunca padezcas lo que yo padecí entonces. Que nunca broten de tus ojos unas lágrimas tan tempestuosas, abrasadoras y dolorosas como las que brotaron de los míos. Que nunca clames al cielo con ruegos tan angustiosos y desesperanzados como los que salieron de mis labios. Que nunca temas ser la causa de la desgracia del que más amas"

La huérfana Jane Eyre es la materialización del personaje destinado a romper con un destino incierto y miserable gracias a su entereza, fortaleza  e inteligencia, cualidades que generalmente se asociaban a los roles masculinos. Una mujer hecha a sí misma, se vale de su educación y coraje para romper con los estereotipos y limitaciones que arrastra la realidad de la pobreza.

5. Emma Bovary. Madame Bovary de Gustave Flaubert

Ella no se resigna a la vida mediocre que le ha tocado vivir. Anhela una existencia llena de pasiones, de vivencias y experiencias, una vida que su marido anodino e insignificante no puede garantizarla, ni quiere por otro lado.

Así, armada de entereza, Emma Bovary construye una realidad paralela alejada de los convencionalismos y clichés que caracterizan su matrimonio. Ella es el antagonismo a esos personajes femeninos dóciles,  conformistas y sumisos de la época

Pero, al mirarse en el espejo, se asombró de su cara. Nunca había tenido los ojos tan grandes, tan negros ni tan profundos. Algo de sutil derramado sobre su personalidad la transfiguraba. Se repetía: "¡Tengo un amante! ¡Un amante", deleitándose en esta idea como en la de otra pubertad renacida"