Homenajeamos la figura de la mujer en
la historia de la literatura universal recopilando cinco de los grandes
personajes femeninos. Personajes que despuntan por su ruptura constante
con los cánones sociales de sus respectivos contextos
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Una lectora femenina./fucsia.co |
La historia de la literatura universal está llena
de grandes héroes masculinos, desde el Ulises de James Joyce, pasando
por el mosquetero D’Artagnan del gran Alejandro Dumas o el siempre
solvente Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle.
En ocasiones se olvida que ellas también han tenido un papel protagónico
en las grandes obras literarias, aunque, por supuesto, en menor medida
que sus homólogos hombres. Las concepciones patriarcales que han
caracterizado la historia de la humanidad también se han trasladado a la literatura.
Hasta la primera mitad del siglo XIX las letras alimentaron el ideario de mujer sumisa, dócil,
reduciéndola a papeles más figurativos que protagónicos, de esposa,
madre o hija. Roles secundarios o como complemento del primer rol
masculino.
Con el realismo emerge una nueva imagen de la mujer, la que se rebela
y se deja llevar por sus pasiones e impulsos. Personajes que rechazan
el puritarismo y el tradicionalismo de los cánones patriarcales. Las mujeres empiezan a irrumpir en el panorama literario con sus obras. Escritoras como Jane Austen, Emilia Pardo Bazán o Virginia Woolf, entre muchas otras, se atreven a desafiar las normas y abrir el camino para la expresión del talento femenino.
Celebramos el día del idioma recordando a cinco de esos grandes personajes femeninos. Heroínas que se han ganado un puesto en la literatura universal por su entereza y fortaleza.
1. Fermina Daza. El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
Mujer altiva y orgullosa. Ella es la personificación contemporánea de la
mítica Helena de Troya, dividida entre el deber y sus pasiones.
La lucha incansable de Daza por preservar su libertad se ve disipada
cuando acepta casarse por imposición con Juvenal. Sin embargo, Gabo no permitió que su personaje perdiese su rebeldía, que aparece estratégicamente dosificado a lo largo de la obra.
Insegura en ocasiones, impulsiva en cada decisión, carga con el
sentimiento de culpa lógico de las personas que dejan atrás un gran amor
por cuestiones que nada tienen que ver con los sentimientos.
2. Elizabeth Bennet. Orgullo y prejuicio de Jane Austen
Uno de los grandes personajes de la literatura de todos los tiempos. Limitada por los convencionalismos sociales de la época, sobresale por su inteligencia metódica y una educación y cultura muy por encima de su procedencia social.
"Sólo estoy dispuesta a actuar de la manera
más acorde, en mi opinión, con mi futura felicidad, sin tener en cuenta
lo que usted o cualquier otra persona igualmente ajena a mí, piense"
Hace de su cultura y brillantez intelectual su baluarte para
relacionarse con aquellos que hacen gala de una posición social más
acomodada.
"A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos
tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el
tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano
y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o
inteligencia".
3. Viviana Sansón. El país de las mujeres de Gioconda Belli
“Yo imagino un partido que proponga darle el país
lo que una madre al hijo, cuidarlo como una mujer cuida su casa; un
partido “maternal” que blanda las cualidades femeninas con que
nos descalifican, como talentos necesarios para hacerse cargo de un
país maltratado como este”.
Gionconda Belli desarrolla de forma magistral a este
personaje, presidente del partido político PIE, conocido coloquialmente
como “las eróticas”.
Viviana Sansón se presenta como una mujer independiente, dinámica, valiente e ingeniosa
que, junto a sus compañeras de partido, quieren imponer un modelo de
gobierno y de sociedad basado en la igualdad y la justicia social en el
país imaginario Faguas.
En su proyecto político Viviana introduce la legalización del aborto,
dando a las mujeres la capacidad de decidir sobre su cuerpo. Con el fin
de que esta decisión nunca se sustente en motivos económicos, consolida
reformas laborales para que la mujer se beneficie de estabilidad e
igualdad laboral al mismo nivel que sus compañeros hombres.
4. Jane Eyre. Jane Eyre de Charlotte Brönte
"Querido lector, espero que nunca padezcas lo que
yo padecí entonces. Que nunca broten de tus ojos unas lágrimas tan
tempestuosas, abrasadoras y dolorosas como las que brotaron de los míos.
Que nunca clames al cielo con ruegos tan angustiosos y desesperanzados
como los que salieron de mis labios. Que nunca temas ser la causa de la
desgracia del que más amas"
La huérfana Jane Eyre es la materialización del personaje destinado a romper con un destino incierto
y miserable gracias a su entereza, fortaleza e inteligencia,
cualidades que generalmente se asociaban a los roles masculinos. Una
mujer hecha a sí misma, se vale de su educación y coraje para romper con
los estereotipos y limitaciones que arrastra la realidad de la pobreza.
5. Emma Bovary. Madame Bovary de Gustave Flaubert
Ella no se resigna a la vida mediocre que le ha tocado vivir. Anhela una
existencia llena de pasiones, de vivencias y experiencias, una vida que
su marido anodino e insignificante no puede garantizarla, ni quiere por
otro lado.
Así, armada de entereza, Emma Bovary construye una realidad paralela
alejada de los convencionalismos y clichés que caracterizan su
matrimonio. Ella es el antagonismo a esos personajes femeninos dóciles, conformistas y sumisos de la época.
“Pero, al mirarse en el espejo, se asombró de su
cara. Nunca había tenido los ojos tan grandes, tan negros ni tan
profundos. Algo de sutil derramado sobre su personalidad la
transfiguraba. Se repetía: "¡Tengo un amante! ¡Un amante", deleitándose
en esta idea como en la de otra pubertad renacida"