viernes, 17 de octubre de 2014

Nace el tataranieto del ‘Covarrubias’

La Real Academia presenta la 23ª edición del  Diccionario de la Lengua Española

Presentación de la 23ª edición del Diccionario de la lengua española. / Carlos Rosillo./elpais.com
Después de 13 años de trabajo, la Real Academia Española ha presentado hoy jueves la 23ª edición del Diccionario de la lengua española, en un acto presidido por el director de la institución, José Manuel Blecua, y con la presencia de los responsables de varias academias americanas. ¿Cómo es el nuevo diccionario?: tiene 93.111 entradas frente a las 88.431 de la edición anterior, la de 2001. Suma 195.439 acepciones y se han introducido 140.000 enmiendas que han afectado a unos 49.000 artículos, "bien para cambiarles solo una coma en la definición o bien para rehacerlas de arriba abajo", ha destacado el director de esta magna obra, Pedro Álvarez de Miranda, quien también ha subrayado los 18.712 americanismos —aceptados solo si estaban presentes en al menos tres países— que representan al castellano que no se habla en España.
Sobre este asunto, el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua, el cubano Humberto López Morales, señaló "el entusiasmo infantil" y la "colaboración constante" que se ha puesto al otro lado del Atlántico para sacar adelante este proyecto. No obstante, Álvarez de Miranda contó que precisamente la tarea más ardua resultaron esos americanismos, recoger y cribar la información que llegaba de las otras 21 academias. 
"Estamos ante un fenómeno insólito, que desde hace casi tres siglos se publique una y otra edición de esta obra", ha añadido Álvarez de Miranda, quien subrayó que en los últimos tres años se aceleraron las tareas para la culminación del libro.
El secretario general de la RAE, Darío Villanueva, ha recordado en la rueda de prensa "los primeros pasos de los ocho ilustrados" que elaboraron un diccionario a comienzos del siglo XVIII. "De aquella iniciativa de la sociedad civil surgió el Diccionario de autoridades, con 40.000 entradas, que comenzó a publicarse en 1726, llamado así porque cada acepción venía acompañado de la cita de un autor para explicarla".
"Es un fenómeno insólito que desde hace casi tres siglos se publique una y otra edición de esta obra", dice el director del Diccionario
Casi tres siglos después llega un diccionario —al precio de 99 euros en España y 70 dólares en América— que es, precisó Villanueva, "el tataranieto del Covarrubias", el primer diccionario del castellano, que se publicó en 1611, hito de esta lengua. En ese repaso por la historia de la RAE y sus diccionarios, Villanueva lamentó que la celebración de los centenarios de la institución nunca llegaron en buen momento: "En 1813 por la Guerra de Independencia. La RAE estaba dividida entre afrancesados y patriotas. En 1913 se anunciaron unos actos que se suspendieron por la Gran Guerra europea. Tampoco ahora es el mejor momento... pero este es el diccionario del tricentenario", y así aparece destacado en la cubierta del tomo que ya está en las librerías.
Las autoridades de la RAE también han hecho hincapié en la nueva presentación de esta obra: papel semibiblia, un solo volumen de 2.376 páginas y una tipografía novedosa para una tirada en España y América de 100.000 ejemplares. La recién nacida edición del papel tendrá su versión en Internet "en dos o tres meses", precisó Villanueva, quien agregó que "también será una versión más usable". La web de la RAE tuvo en septiembre 43.000.000 de consultas y 8.000.000 de usuarios únicos.
Interrogado Blecua sobre si el nuevo Diccionario de la lengua española es políticamente correcto y ha eliminado términos despectivos con algunos colectivos, el director de la RAE ha contestado: "Somos científicamente correctos, y luego viene lo demás. Los diccionarios no son fotos de la realidad, sino un modelo aproximado de la estructura de una lengua en ese momento".
Un par de ejemplos de esto último dicho por Blecua es que la palabra escrache, que ya se usaba en Argentina, no se ha recogido con la acepción que ha tomado en España, la de acudir a la puerta de las casas de políticos o banqueros para increparles porque se les considere culpables de la situación económica. Y si usted quiere consultar lo que se ha publicado sobre esta presentación buscando en Google, o sea, guglear, sepa que esta palabra tampoco está en la nueva edición porque como admitió Álvarez de Miranda, "los diccionarios siempre van por detrás de la sociedad".