viernes, 24 de octubre de 2014

Puertorriqueño reúne en libro anécdotas de encuentros con García Márquez

Cuando se cumplen seis meses de la muerte de Gabriel García Márquez, Josean Ramos publica Así habló el Gabo, un libro en el que relata anécdotas de sus encuentros con el escritor 

Gabriel García Márquez en grafiti para el homenaje del Parlamento Europeo/Embajada de Colombia en Bruselas, Bélgica./wradio.com.co

Ramos contó  que la primera vez que se encontró cara a cara con el Premio Nobel de Literatura de 1982 fue a mediados de 1985 cuando viajó de Puerto Rico a México para visitar la residencia del escritor colombiano en El Pedregal de San Ángel, en Ciudad de México, y pedirle que le concediera una entrevista.
'Mi mayor dificultad y miedo era qué le iba a preguntar, porque yo sabía ya muchísimo de su vida', dijo Ramos sobre el autor de Crónica de una muerte anunciada y El coronel no tiene quien le escriba.
El comunicador boricua, quien en aquel entonces tenía 30 años, relata que cuando llegó a la residencia de García Márquez, fijó en la entrada un aviso que decía: 'Te lo juro, Gabo, no me doy por vencido'.
Un rato más tarde y escondido entre los arbustos fuera de la vivienda, avistó un vehículo que llegaba, conducido por García Márquez, quien iba acompañado de su esposa, Mercedes Barcha.
Ramos se acercó al auto y le pidió al escritor que bajara el cristal. El entonces joven periodista pidió al novelista que le concediera una entrevista e incluso aprovechó para tomarle algunas fotos.
García Márquez le dijo a Ramos que no podía concederle la entrevista en ese momento pero le preguntó cúanto tiempo iba a estar en México, a lo que éste contestó que se quedaría hasta que tuviera la entrevista.
Varias semanas después, concretamente el 26 de agosto de 1985, a las dos de la tarde ambos se encontraron, recuerda Ramos, quien reconoce entre risas que llegó tres horas antes de la cita pautada para hacer la esperada entrevista.
Cuando llegó la hora, una empleada abrió la puerta a Ramos. García Márquez, luciendo un mahón y una chaqueta de este mismo tipo de tela, le invitó a su rincón de escritura, lleno de libros, discos de música y una flor amarilla, sobre la que luego explicaría que era su color predilecto y le daba suerte.
Aunque al autor colombiano de  Cien años de soledad  no le gustaba que lo entrevistaran con grabadora de casete, sí se lo permitió al boricua, pero con la condición de que él también lo hiciera.
'Yo, que vivo de las palabras, que trabajo con las palabras, tengo que andar con un gran cuidado porque mi peor enemigo también son las palabras', explicó entonces García Márquez a Ramos.
Ambos hablaron de diversos temas, desde el por qué de los títulos de las obras de García Márquez, hasta sus 'indirectos viajes' a Puerto Rico, pasando por su afán por la música caribeña, que incluía canciones de los boricuas Daniel Santos, Héctor Lavoe y Ruth Fernández.
También conversaron sobre  El amor en los tiempos del cólera, ya que 'en ese momento, el Gabo le estaba dando la primera lectura a su nueva obra. Vi los manuscritos, tenía una letra bien bonita, ondulada y bien nítida', relató Ramos.
García Márquez también le contó que en varias ocasiones había viajado a San Juan, pero que en todas ellas solo se puedo quedar en un cuartito del aeropuerto de la capital puertorriqueña, bajo vigilancia de las autoridades, debido a que no poseía visa para entrar a EEUU, país del que Puerto Rico es un Estado Libre Asociado.
Al terminar la entrevista, García Márquez le entregó a Ramos el casete donde había grabado la conversación por si a éste no le había funcionado el suyo.
'Esa gentileza me dejó reconocer quién era Gabriel García Márquez', puntualizó el periodista puertorriqueño, que coincidió por tercera vez con el escritor en el Festival del Caribe de 1994 en Cartagena de Indias cuando le otorgaron la Medalla de la Hermandad del Caribe.
'Cuando nos vimos, le dice a su esposa: 'mira, éste fue el que nos asaltó en México'', recordó hoy con nostalgia.