Una historia real entre dos personas que nunca se conocieron pero compartieron su gran amor por los libros
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Helene Hanff fue guionista de televisión pero la fama le llegó después de publicar 84, Charing Cross Road /semana.com |
Esta es la historia más bella que he leído sobre el amor a los libros.
Se trata de una historia real: la relación epistolar entre Helene Hanff,
una guionista de televisión que vivía en Nueva York, y Frank Doel, el
librero de Marks & Co., una librería de libros usados situada en el
84 de la calle Charing Cross Road, de Londres.
En octubre de 1949, Helene Hanff lee un anuncio en la Saturday Review of
Literature en la que se decía que Marks & Co. era una librería
especializada en libros agotados y antiguos. Ella les escribe una carta
con una lista de libros en los cuales está interesada. No sin cierto
temor: Helene apenas sobrevive con sus trabajos free lance y -les
aclara- no podrá pagar ejemplares que cuesten más de cinco dólares. La
respuesta no se hace esperar, 20 días después recibirá las dos terceras
partes de su pedido, que incluye los ensayos de Hazlitt y de Stevenson y
con una factura en libras esterlinas equivalente a 5,50 dólares. “Los
libros llegaron bien, y el de Stevenson es tan bello que hasta abochorna
un poco a mis estanterías hechas con cajas de naranjas. Casi temo tocar
estas páginas de tacto tan suave que semejan el pergamino y de un
fuerte color crema. Acostumbrado al blanco apagado y a las cubiertas de
cartón rígido de los libros americanos, jamás supuse que un libro así
pudiera proporcionar un placer tan gozoso al sentido del tacto”.
El estilo de la relación epistolar queda definido: de una parte, una
expresiva y desenfadada norteamericana y, de la otra, un contenido y
parco inglés. “¿qué porquería de biblia protestante es esta?, dirá
Helene en la siguiente carta. “Lamento el error cometido con la Biblia
latina; trataremos de encontrarle una Vulgata”, responderá el flemático
Frank. Veinte años durará el cruce de cartas y muy pronto se verá que
aquella relación no solo incluye a los libros. Al conocer el duro
racionamiento que soportaba el Londres de la posguerra, Helene empezará a
enviarle –a través de una empresa danesa- paquetes con comida y ropa al
personal de Marks & Co. y a la esposa y a las pequeñas hijas de
Frank Doel, lo cual implicará que otras personas y otras voces se sumen a
la relación epistolar, a escondidas de Frank: “Querida señorita Hanff:
No le diga a Frank que le escribo esta nota por favor, pero es que cada
vez que le envío una factura me muero de ganas de incluir algo así por
iniciativa propia y él tal vez pudiera pensar que no es correcto que lo
haga… A todos nos encantan sus cartas y tratamos de imaginar cómo es
usted físicamente… Todos le estamos muy agradecidos por el paquete…
Cecily Farr”.
La señorita Helene se convertirá en toda una leyenda en Mark & Co.,
no solo por su generosidad sino también por su humor, su inteligencia
chispeante y su devoción por Londres y la literatura inglesa. Un
inminente y siempre postergado viaje a Londres –por razones económicas-
será uno de los temas de las cartas cruzadas, haciendo más intensa esa
hermosa amistad, que remotamente sugiere algo más. “No me importa
reconocer que a veces me he sentido muy celosa de ti, porque Frank
disfrutaba leyendo tus cartas y todas ellas, o muchas, revelaban un
sentido del humor muy parecido al suyo”, le escribirá Nora, la esposa de
Frank Doel, a Helene Hanff.
Esta historia, además, contiene varias paradojas. Helene Hanff intentó
toda su vida escribir obras teatrales y no tuvo ningún éxito. “Era buena
inventando diálogos”, dijo en una entrevista. Sin embargo, después de
la muerte de Frank Doel y del cierre de la librería Mark & Co., un
editor se interesó en publicar su correspondencia con él. De inmediato,
se convirtió en un libro exitoso, que fue adaptado al teatro en Broadway
y en el West End, y luego se convertiría en serie de televisión y en
una extraordinaria película interpretada por Anne Bancroft y Anthony
Hopkins. Sin saberlo, sin proponérselo, había escrito con su vida su
mejor obra dramática. Las regalías le permitieron conocer al fin a su
amado Londres, ya sin Frank y sin la librería que le dio tanta
felicidad. Aunque en el 84 de la calle Charing Cross Road todavía puede
verse una placa con su nombre.
Helene Hanff 84, Charing Cross Road Anagrama, 2013 126 páginas