viernes, 6 de febrero de 2015

Un Pepe Carvalho para Alicia Giménez Bartlett

La autora recibe el premio en el Saló de Cent del Ayuntamiento barcelonés

Alicia Giménez Bartlett es saludada por el librero y comisario Paco Camarasa, ayer./Elisenda Pons./elperiodico.com

Alicia Giménez Bartlett, que ayer recibió en el Saló de Cent del Ayuntamiento barcelonés el Premio Pepe Carvalho, le cabe el (¿dudoso?) honor de haber pronunciado, quizá por primera vez -no hay constancia escrita que consultar- entre sus centenarias paredes las expresiones «cojones», «pringao» y «trotona de esquinas». Qué nadie se asuste, fue en un discurso de agradecimiento que se sabía políticamente incorrecto -con políticos como testigos, el alcalde Xavier Trias y el regidor de Cultura Jaume Ciurana- y que ante todo reivindicaba que la novela negra debe ser «contraria a la solemnidad». Que si fuera música debería ser jazz y si pintura, un grafiti callejero. «Creo que la novela negra debe buscar un lugar tranquilo cerca de la gente», reivindicó Giménez Bartlett que en todo momento demostró controlar esa ironía un punto británica que caracteriza a su personaje, Petra Delicado, la primera investigadora mujer que obtiene el Pepe Carvalho en los 10 años de su trayectoria, y una policía nacional que no se anda con remilgos -como demostró ayer su creadora- a la hora de expresar sus emociones.

Giménez Bartlett empezó su discurso con una declaración de amor a Barcelona, su ciudad «de acogida, aprendizaje y pasiones inolvidables», con la que ha adquirido una especie de «simbiosis positiva». También a modo de broma y para acallar susceptibilidades sobre posibles corrupciones empezó recordando las palabras de Groucho Marx cuando dijo aquello de que «nunca te tomes demasiado en serio un premio que sale de un jurado del que has formado parte». Sí, Giménez Bartlett reconoció haber formado parte en el pasado de este jurado hoy integrado por Jordi Canal, Andreu Martín, Rosa Mora, Daniel Vázquez Sallés, Sergio Vila-Sanjuán y Paco Camarasa. Para todos tuvo palabras de afecto incluido Camarasa -comisario de Bcnegra -, ese «valenciano en la corte del rey Arturo. Sin él este encuentro no existiría». Tanta exaltación de la amistad podría sonar sospechosa pero la escritora redondeó el argumento: «Hay algo definitivo que acallará las críticas. La dotación del premio es inversamente proporcional a su prestigio».

Antes, la glosa de Camarasa se había remontado a 1996, el momento en que Carmen Balcells, la agente literaria de la escritora le reprochó cariñosamente el momento que había elegido para ponerse a hacer novela negra. «Y tenía razón, pero Balcells no sabía entonces que Petra Delicado abriría el camino a la actual aceptación del género».

Petra, la primera policía local que adquirió renombre es antipática como Sherlock Holmes -un disfraz, por cierto, que la escritora adoptó en la presentación de su novela 'Una habitación ajena', que no tenía nada de policiaca-, radical y sin pelos en la lengua, partidaria de vivir en Poblenou y no en una aséptica urbanización, leal a su inseparable compañero Fermín Garzón -por él Petra se mantendrá en la Policía Nacional y no ingresará en los Mossos porque Garzón ya no tiene edad para ese trasvase-.

Una vez presentada, Camarasa se lanzó a inventar qué es lo que diría Pepe Carvalho al enterarse de que su galardón este año iba a ir a parar a una mujer. «¡Cómo se os ocurre darle el premio a una mujer policía, si apenas hay!». Pues eso es precisamente lo que ha destacado el jurado, la perspectiva femenina y feminista de un género que nació musculoso y se ha vuelto más sutil.