martes, 10 de febrero de 2015

Un libro de aventuras y autobiográfico gana el Biblioteca Breve

Fernando Marías recrea en  La isla del padre  la especial relación con su progenitor, marino mercante

 Fernando Marías. / Juan Barbosa./elpais.com

-¿Quién es ese hombre?
-“Es papá….”
-¿Y se va a quedar?
El que pregunta es un niño de corta edad a su madre ante la llegada a casa de un “hombre” al que no reconoce y que resulta ser su padre. Y es una historia real, la del escritor Fernando Marías que desgrana en La isla del padre, la obra reconocida este año con el premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, dotado con 30.000 euros. Marías decidió que tenía que escribir algo sobre su padre, Leonardo, y la peculiar relación que había tenido con él -cuenta que los dos sentían un “Miedo Mutuo”, con mayúsculas- cuando, a los 90años, le diagnosticaron un cáncer de estómago de mal pronóstico. Eso ocurrió en junio de 2009 y la historia resultante la define como un libro de aventuras aunque en buena parte autobiográfico. De aventuras porque la vida de su padre, marino mercante, fue bastante aventurera. Y autobiográfico porque hay mucho de su vida, de la vida de ambos, de la familia en un Bilbao  “gris, feo, el de los años 70, aunque con mucho cine, que era mi gran afición”, ha explicado el autor tras la presentación del premio.
Marías (Bilbao, 1958), es licenciado en Ciencias de la Información y guionista de cine. Su primer libro, La luz prodigiosa, se publicó en 1991 al que siguieron más títulos, entre ellos la novela policíaca ambientada en la II Guerra Mundial El niño de los coroneles con el que obtuvo el premio Nadal en 2001. El terror ha estado presente en sus anteriores novelas, con una versión del mito de Frankestein en el libro premiado con el Nadal, o la mezcla de thriller político y relato de miedo en Invasor, publicada en 2004 y llevada al cine en 2012 por Daniel Caparroso. También toca los miedos en El mundo se acaba todos los días, en el que se inventa otra visión del Dr.Jeckyll y Mr.Hyde.
La isla del padre se aleja del terror. Pero hay miedos, los miedos de un niño hacia un padre intermitente: “Nos parecía raro, incluso mis hermanos y yo –él es el mayor de los tres- habíamos fantaseado con la idea de que nuestro padre era espía y no marino mercante”, ha comentado. El padre pasaba largas temporadas fuera: “era la forma que tuvo de soportar el franquismo”. Pero también había miedos a la inversa, el de un padre que tiene que rehacer su relación con los hijos tras cada ausencia. El libro, en historias cortas, relata parte de la vida familiar con un peso específico de las idas y venidas del padre. Leonardo falleció a finales de 2013, cuatro años después del diagnóstico. “En realidad es como si yo hubiera empezado a asimilar el duelo antes y por eso pude pensar qué quería escribir y qué material necesitaba recopilar” ha precisado Marías en una entrevista mantenida con EL PAÍS. Se encerró en la casa familiar de Bilbao –que alquiló su abuela en 1913 y después compraron sus padres- para escribir La isla del padre. Y lo hizo en la misma mesa en la que él estudiaba de chaval: “no me costó nada, era como si todo estuviera en el aire”. No paró hasta terminar el libro porque había llegado a un compromiso con sus hermanos: la casa estaba en venta pero no se cerraría el contrato hasta que acabara la novela. Dice que es la novela de los dos o que eso es lo que le gusta pensar: “que el libro lo hemos escrito los dos”.
El jurado, compuesto por J. M. Caballero Bonald, Pere Gimferrer, Manuel Longares, Elena Ramírez y Rosa Regàs, ha valorado que Marías “entre el remordimiento y la lucidez, ha sido capaz de abordar un itinerario a través de la memoria y de la sombra del padre en busca de la propia identidad”. “La estructura de la novela parece simple a primera vista: la búsqueda de la relación con el padre y la de su propia identidad pero acaba siendo una misma línea, y consigue un final feliz”, ha comentado Regàs sobre el libro que se publicará el 3 de marzo. En opinión de Longares, Marías se enfrentó a un reto: “explicar a los 40 años cómo había construido la figura de su padre y la de él mismo”.
En la convocatoria de este año se han presentado 795 manuscritos con una importante participación de España (332 originales) y Argentina (104). Entre las temáticas, destaca la novela negra y policíaca de forma notable. También sigue muy presente la novela histórica y ha disminuido la temática de la Guerra Civil.